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Opinión

El Elche saca el cronómetro

El Elche se convirtió ayer en el primer vestuario del fútbol profesional que se amotina contra el expediente de regulacion temporal de empleo que recorta en un 70% el salario de los jugadores. Viene de atrás el malestar de la plantilla con la directora general Patricia Rodríguez, convertida en «dama de hierro» de la entidad para negociar con mano dura desde el principio la rebaja de los sueldos de los futbolistas, poco después de asegurar que el club tenía solvencia suficiente para cumplir todos sus compromisos de pago.

Además de la dureza o la intransigencia negociadora, lo que más ha enervado a los jugadores franjiverdes en las últimas horas ha sido la decisión del club -es decir, de Rodríguez- de sacar del ERTE al cuerpo técnico, que pasa a cobrar íntegramente sus emolumentos, por considerar que Pacheta y su equipo sí que cumplen íntegramente su jornada laboral, «frente a los no más de 45 minutos» al día que dedican los futbolistas a su preparación en esta primera fase de entrenamientos individuales.

Ya sea consciente o involuntariamente, el hecho de que la directora general y aspirante a vicepresidenta de LaLiga de Fútbol Profesional saque el cronometro para comparar la duración de las respectivas jornadas laborales de unos y otros supone un agravio comparativo para el plantel, además de una cicatería.

Y es peligroso porque puede inocular el virus de la división o el distanciamiento en un vestuario, cuyo magnífico rendimiento hasta el pasado 8 de marzo en Vallecas (1-3) se asentaba, entre otros pilares, en la unidad entre la plantilla y el cuerpo técnico.

A estas alturas de la catástrofe de la pandemia, está fuera de tono medir los tiempos de trabajo para justificar la postura de fuerza del club, que según el vestuario ahora les ofrece unas condiciones aún peores que las que planteaba antes del ERTE. Porque, aunque los jugadores trabajen individualmente y los técnicos completen todos los turnos, los primeros son los grandes protagonistas de que el Elche aún aspire a luchar por el ascenso a Primera, al tiempo que aseguran que trabajan ahora con la misma dedicación de tiempo y oficio que antes de la pandemia.

A menos de un mes para el teórico retorno de la competición, no es un buen mensaje de optimismo el que traslada el Elche con un conflicto enquistado y las posturas de ambas partes muy alejadas entre sí. Discípula aventajada del presidente de LaLiga Javier Tebas como es, bien sabe Rodríguez que en estos tiempos de zozobra e incertidumbre, el fútbol necesita muestras de confianza y seguridad para espantar los miedos. Menos inmovilismo y más cintura y sutileza. «Manca finezza», que dicen en el Calcio.

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