Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Opinión

Deuda pública, sin sustos y, menos aún, pánico

El endeudamiento no es bueno ni malo, depende para lo que se utilice. Claro que, después de la ramplonería con la que deseducó a la ciudadanía de nuestro país el Partido Popular, y, en particular, el presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy, con aquello de que «hay que gastar sólo lo que se tiene», resulta que pocas personas disfrutarían de vivienda propia, y bastantes no disfrutarían de vehículo, por no hablar de otros bienes de consumo o servicios (viajes y vacaciones incluidas).

En las empresas el endeudamiento hace un servicio importante para financiar inversiones productivas, es decir, adelanta y refuerza la posición competitiva de la empresa, sin esperar un tiempo que puede ser crucial, y así no tener que generar beneficios, reservas o fondos propios suficientes para abordar esas inversiones.

¿Qué hacemos ahora? ¿Fijarnos en que la deuda pública sube y no en los objetivos que persigue? Error y gordo.

En este momento lo importante es que no colapse el flujo de la renta (que se mantenga el poder adquisitivo de las personas), ni se deteriore irreversiblemente el sistema productivo. Estamos en la obligación de mantenerlo operativo, ya que está basado en empresas que hasta ayer, eran competitivas y rentables. Y hoy están afectadas, sí, pero lo están por una circunstancia ajena a su eficiencia productiva. En cuanto se controle la emergencia de Salud Pública, deben comenzar a trabajar de nuevo. ¿Todas las empresas? Ya vemos que por el momento no todas están igualmente afectadas, ya que la demanda de algunas de ellas depende de la libre circulación de las personas y de que disminuya el confinamiento, tanto en España como en el mundo.

Si nos fijamos en los efectos y no en la causa (Covid-19), hundiremos las expectativas de recuperación de la economía, y haremos un flaco servicio a la sociedad y a las personas.

Así pues, hay que impulsar una política económica que debe poner todos los recursos, públicos y privados, al servicio de la creación de riqueza y su distribución en forma de empleo estable y de calidad.

Esto sólo se conseguirá manteniendo también la salud económica de las empresas, como parte imprescindible del sistema productivo.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats