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Tribuna

Nuestro Simón y el de Radio Futura

Siempre con la precaución que se deriva del desconocimiento exacto de la situación, yo, pobre españolito de a pie, borrico confitado, que no confinado, ansioso de progresar en la desescalada (palabra a estudiar por odiosa e inventada), declaro por la presente que estoy hasta las gónadas del señor científico superdotado, genio inigualable de la sabiduría, imagen títere del desastre sanitario y comunicador de la información realmente sesgada que a diario se nos ofrece. Harto de don Fernando Simón.

En su descarga hay que destacar que, para su desgracia, es el papel que le ha tocado representar. Abrir la función todos los días y preparar el terreno a los demás actores. Vamos, como el Gabi de los payasos. Incluso es el ilustrado telonero de la actuación estelar de los findes, en horario de Heidi, del presidente del gobierno. Pero no puedo con él. Lo suyo no es el arte del toreo, le falta destreza y es muy torpe, no sé si adrede o por imperativo, en sus manifestaciones.

Niega la mayor día sí y día también. Sortea las preguntas como un tomate cruzando una carretera. Y de su boca salen frases que compondrán un epitafio glorioso, génesis de la biblia del nuevo orden mundial. La madre que me parió. Para mear y no echar gota. Lo penúltimo achacando el aumento de muertes a cualquier cosa, como un enorme accidente de tráfico, no es de traca, es de mascletá ganadora. Inigualable e inadmisible. Para ya, Simón?

Cada vez que oigo sus doctas palabras invade mi mente Radio Futura y aquella maravillosa canción de «El tonto Simón». Juro que lo intento evitar, pero surge espontánea y se repite durante horas, al igual que el puñetero dolor de cabeza que disfruto gracias al bicho asesino.

Eso sí, no toda la letra, que conste. Pero partes amplias de ella son aplicables a este pobre señor. «?y aquí viene Simón con su extraño andar. Hola Simón, dónde vas tan aprisa, para un poco, ¿qué quieres tomar?...». «Dicen que siempre cuentas la misma historia, es lo que esperan todos, se sienten mejor?que tu desdicha es castigo del señor. Eres tonto Simón y no tienes elección?quita esa gorra de obrero y sortea la cuestión, Simón. Vuelve a enfilar tus pasos hacia la calle?Has visto el engaño en sus ojos que ya no tienen más que decir, los golpes ya no duelen, ay Simón si pusieras tu cuerpo en acción. Vale más que te largues fuera del pueblo recita tu oración y no pienses mal, tendrás allí el aliento de los luceros y tal vez el calor de algún animal. Eres tonto Simón y no tienes elección?»

Así lo siento, no hay otra. Entonces, ergo, como medida preventiva, a todo lo escrito en esta tribuna, lamentablemente y como siempre, he de añadir supuestamente. No sea que se me ofenda alguien y la Stassi me demande. Salud que no falte, camaradas.

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