Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Teletrabajo, sin cole y en casa

Coinciden sindicatos, expertas y organismos internacionales, de esta crisis saldremos más desiguales, también en España, donde el gobierno está haciendo un esfuerzo evidente por proteger a las personas vulnerables, entre ellas las mujeres. El tsunami coronavirus amenaza con llevarse mucho de lo avanzado en materia de igualdad y eso sería devastador, especialmente para las generaciones jóvenes. Ximo Puig en su discurso en el Foro Club Información, recordaba el feminismo como una de las luchas en curso antes de que se instalara el virus que hemos ido administrando, cual vacunas, para mejorar la sociedad. El feminismo era una de las discusiones más vivas y vibrantes del planeta, ahora estamos inundadas de lenguaje belicista, lucha epidemiológica y recesión económica, como si eso no nos afectara de pleno a las mujeres.

El COVID19 ha trastocado planes de futuro y nos ha encerrado en casa. El teletrabajo es la nueva forma de trabajar para mucha gente, no hay cole y planea la advertencia de la OMS de futuros confinamientos, si no se gestiona bien la desescalada. La tormenta perfecta, especialmente si eres madre de menores o tienes algún familiar dependiente a tu cargo. Algunos, a lo peor hacen aspavientos porque, o no les suena, o no quieren ni oírlo. Este es el escenario que viene, al menos, hasta que se descubra una vacuna. Ha aumentado el trabajo de los cuidados no remunerados que son los que desempeñan mayoritariamente las mujeres. Según la OIT, las mujeres realizan el 76,2% del total de horas de trabajo de cuidados no remunerados en todo el mundo. Y eso tiene consecuencias especialmente en el desarrollo de la vida profesional y sus perspectivas de promoción porque corremos el riesgo de quedar encasilladas en los roles de género.

¿Afecta el teletrabajo de manera desigual a las mujeres?

Las madres están soportando el rol de madre, trabajadora y ama de casa en un escenario en el que, en el mejor de los casos y superadas las fases, volveremos al trabajo, al teletrabajo, sin cole o con una escuela semi-presencial en función del repunte o no del virus. Un futuro cercano sin colegio, o con menos colegio afecta a padres y madres, pero ¿por igual? No todas las madres pueden teletrabajar, por ejemplo, en el ámbito sanitario donde son mayoría, tampoco las cajeras de supermercados o las empleadas del hogar o las que trabajan en el sector servicios y turismo, clave para la provincia de Alicante. Si no pueden teletrabajar ni dejar a los niños con sus abuelas o abuelos por el riesgo de contagio, serán las más presionadas a la hora de pedir una reducción o directamente renunciar a trabajar. Según el Club de Malasmadres, se están dando tres respuestas: las madres que han optado por renunciar, las que intentan teletrabajar y las que recurrirán a los abuelos. Las hay que, ante una vuelta incierta, están pidiendo excedencia o reducción de horas.

El confinamiento y el teletrabajo combinado con el cuidado de hijos y horas en casa puede producir ansiedad, estrés y hasta problemas mentales. Muchas pasan más tiempo en casa que la pareja, cuya profesión le obliga a salir. Ellas, como me cuenta una amiga con criaturas pequeñas, son las encargadas de supervisar deberes y tareas escolares y, además, distraerlos, todo ello perfectamente compaginado con una sonrisa en la webinar que le toca ese día; teletrabajar y vislumbrar un futuro profesional con la conciliación a cuestas. Un dato, la mayoría de familias monoparentales están compuestas por mujeres. Y esto no entiende de clases sociales ni de estatus económico, nadie se libra, tampoco en los ámbitos docente y académico. El confinamiento que refuerza los estereotipos tradicionales conlleva generalmente más carga de trabajo que es asumida por las mujeres, afirma Carmen Fenoll, presidenta de AMIT. La revista americana TheLilith, publicaba este mes de abril un artículo con título muy elocuente: "Women Academics seem to submitting fewer papers during coronavirus". Los datos comparativos con los meses anteriores al coronavirus así lo demuestran: los hombres han presentado más de un 50% de los papers, ellas menos. Varias docentes e investigadoras comentan las dificultades para combinar la docencia on-line, la investigación y la atención a sus hijos menores. El trabajo académico y la investigación requieren tiempo y espacio mental.

Una escuela semi-presencial podría afectar de manera desigual a niñas y niños reforzando el rol de madre dedicada a los cuidados o propiciando un abandono precoz de los estudios, especialmente en las familias más vulnerables o de culturas con una fuerte tradición patriarcal. La conciliación en nuestro país es un problema sin solucionar de consecuencias económicas y culturales para las mujeres y que se ha sustentado en las estructuras familiares. Debería abordarse desde diferentes planos, sin descuidar la educación en valores de corresponsabilidad e igualdad. Son necesarias medidas gubernamentales, una negociación colectiva y una concienciación y presión social. Ésta última es fundamental ante el desprecio de los partidos de la derecha por la igualdad. No hay nada más justo y esencial que luchar para que mujeres y hombres tengan las mismas oportunidades, para que nada ni nadie abuse de ellas, tampoco una crisis sanitaria y económica.

Este virus del confinamiento, aislamiento y distanciamiento social puede favorecer que el nido de amor quede convertido en un infierno. El conviviente, palabra sin alma que dice Isaías Lafuente, pudiera ser el maltratador en la neolengua impuesta por el virus. Produce escalofríos el aumento de un 586% al 016 durante la cuarentena en todas las modalidades (llamadas, whatsapp y correo electrónico). Leo que se buscan rastreadores del virus, ¡para cuándo rastreadores del maltrato machista! ¿Cuánto horror queda por contar? Me cuesta hasta escribirlo.

La crisis económica y social del COVID19 ha disparado en la diana de la desigualdad. Necesitamos un gran pacto social por la igualdad en el que se impliquen gobierno, agentes sociales, empresas y sociedad civil porque se trata de nuestras hijas, hermanas, nietas y no las podemos dejar en la cuneta, no podemos permitir que las maltraten ni vamos a truncarles sus carreras profesionales con nuestra pasividad.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats