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Toni Cabot

Postales del coronavirus

Toni Cabot

Reverencia al incansable

Leí hace poco una reflexión de Josefina Bueno en una red social: «Pasó lo que intuía, en mi zona se acabaron los aplausos. Poco importa dónde vivo, algo se ha roto y me duele. Ahora estamos menos unid@s y somos menos fuertes». O lo que es lo mismo: «Arrancada de caballo andaluz, parada de burro manchego». Esa es la sentencia que aporta el refranero para describir la situación que intuía la senadora y catedrática de la UA, algo que, por otra parte, encuentra explicación y, si se quiere, cierta justificación en el desgaste ocasionado por este confinamiento tan largo que ha ido mermando hasta las ganas de aplaudir.

Por esa misma razón, aparece ahora un doble motivo para resaltar la labor de todos aquellos a los que la rutina y el discurrir de los días no solo ha pisado el ánimo sino que lo ha levantado más en el empeño de continuar realizando tareas impagables con energía e ilusión. Por esas calles, afortunadamente, continúa apareciendo gente arrimando el hombro sin desmayo. Como Carlos Baño, vicepresidente de la Cámara de Comercio y empresario al que se le puso entre ceja y ceja aunar esfuerzos y hacer acopio de alimentos para repartir menús entre gente necesitada de la provincia. Así, día tras día, semana tras semana, Baño ha ido metiendo en el cesto a muchas de las empresas de alimentación que han respondido con generosidad. A estas alturas, ha repartido más de 25.000 menús por toda la geografía provincial gracias a la creación de una red de proveedores tejida a través del boca a boca entre unos y otros.

Tras poner la primera piedra, pidió la colaboración del noveldense Jesús Navarro, del xixonenc Pablo Garrigós, del ilicitano Paco Oliva y el cojense Ramón Ribes, empresarios del sector alimentario, que, junto a cadenas de supermercados, restaurantes y la patronal Hosbec, entre otros, hicieron lo propio y reclamaron la colaboración de clientes, proveedores y amigos. A través de todos ellos se ha ido extendiendo esa red que se ha hecho grande y se ha repartido la carga con aportación de provisiones que se centralizan en los CDT, donde un equipo de profesionales de la hostelería, entre ellos cocineros de primera línea, doblan a diario las mangas de sus camisas para pelar patatas y zanahorias con el objetivo de dejarlo todo a punto. Idéntica vía ha explorado la familia Arias, repartiendo menús durante el estado de alarma para las personas sin hogar, en colaboración con diversas empresas que han tendido la mano en puntos señalados por Cruz Roja. O el hostelero Carlos Bosch, que ha puesto el foco en su Aspe natal.

En otra escala, también siguen haciendo acto de presencia pequeños empresarios con iniciativas para alumbrar rincones necesitados, canalizando ayuda a través de departamentos de servicios sociales o centros sanitarios. Unos y otros se han hecho acreedores de un reconocimiento público. A todos ellos, gratitud eterna.

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