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Carlos Gómez Gil

Sociólogo y politólogo

Carlos Gómez Gil

Repensando la sociedad poscoronavirus

Mientras continuamos confinados en nuestras casas, siguiendo con temor y dolor los efectos del coronavirus y empezando a asumir el gigantesco impacto que va a tener en nuestras vidas, algunos responsables políticos no dejan de demostrar lo poco prudentes que pueden llegar a ser en momentos en los que, precisamente, hace falta tanta sensatez como sentido común. Una de las últimas polémicas la ha protagonizado la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, en una entrevista a este diario el pasado domingo, causando un enorme enfado en el sector turístico, que atraviesa uno de los peores momentos de su historia.

Las palabras de la vicepresidenta generaron un malestar de tal calibre que la patronal hotelera Hosbec pidió su dimisión, al considerar que sus declaraciones evidenciaban una "animadversión crónica". Llueve sobre mojado, porque el mismo sector turístico en Alicante conoció, pocos días antes, que la vicealcaldesa de la capital y concejala de Turismo, Mari Carmen Sánchez, se grababa vídeos para colgar en las redes sociales insistiendo una y otra vez en lo mucho que se aburría.

Creo que las reflexiones de Oltra sobre nuestro modelo turístico fueron tan desacertadas como inoportunas, aunque también es cierto que contienen una llamada a la reflexión que quedó completamente desdibujada por la improcedencia de sus afirmaciones. Si en política es importante acertar con los mensajes, mucho más lo es hacerlo en el momento adecuado. Pero la vicepresidenta se equivocó al realizar unas declaraciones confusas que ponían en solfa un sector tan heterogéneo como importante que lo está pasando tan mal en estos momentos, al tiempo que eligió el peor momento posible, en medio del huracán, sin que sepamos ni la duración de la pandemia ni el paisaje de daños que dejará a su paso. Y lo que es peor, trasladando consideraciones que se le pueden volver contra ella misma, como cuchillos afilados.

La sostenibilidad que reclama al turismo debería pedirla también en otros muchos sectores económicos e industriales. Pero me temo que muy pocos pasarían la prueba del algodón que solicita para el turismo, con ese término tan ambiguo como impreciso que es la sostenibilidad. Naturalmente que este y otros sectores tienen que seguir avanzando, pero negar las mejoras que nuestro turismo ha experimentado en los últimos años en su modernización, en mejorar su eficiencia global, en la extensión del turismo rural, en la conservación y dinamización del territorio, en ofertas ecológicas, en una utilización más respetuosa de los recursos y en su calidad es desconocer las coordenadas básicas del turismo en la Comunidad Valenciana. Son muchos y muy buenos los investigadores en nuestras universidades que han venido analizando éstos y otros muchos aspectos, sin dejar también de identificar numerosos espacios de mejora.

Afirma la vicepresidenta que el turismo beneficia a unos pocos, un argumento llamativo porque parece que hubiera descubierto ahora los principios del capitalismo y de la economía de mercado. Pero hablar de un sector que genera el 15% del PIB de la Comunidad y cerca de 300.000 empleos directos exigiría argumentos más cuidadosos. Bien es cierto que podríamos devolverle su afirmación y preguntarle a la vicepresidenta a quién benefician económicamente los centros de menores, de mujeres maltratadas o unas residencias de la tercera edad que en esta Comunidad están en manos, entre otros, de la familia Cotino y Enrique Ortiz, todos ellos financiados por la conselleria que dirige. Incluso, el argumento que utiliza para criticar al sector turístico, referido a las "kellys" y a su maltrato salarial, se lo podemos también trasladar a la propia Oltra en el área de sus competencias. ¿Conoce los sueldos miserables, las situaciones de abuso y de precariedad laboral que existen en las residencias de la tercera edad que financia su vicepresidencia de igualdad y políticas inclusivas, en los centros de acogimiento residencial de menores o incluso en otros muchos dispositivos gestionados por organizaciones a las que subvenciona? Pues estaría bien que se pusiera al día porque me temo que tiene trabajo por delante, y ello sin dejar de solucionar una situación tan sangrante como la que sufren las "kellys".

Hasta la fecha, no se tiene conocimiento de que haya fallecido una sola persona víctima del coronavirus en ningún establecimiento turístico, cediendo incluso instalaciones para alojar enfermos y profesionales sanitarios. Por el contrario, son centenares los ancianos que han fallecido en residencias bajo su responsabilidad, sin que a estas alturas haya existido una información transparente y puntual sobre ello, ni de la vicepresidenta ni de su equipo, aunque solo fuera para tranquilizar a los familiares. Incluso se veía con normalidad que residencias privadas que cobran cantidades muy elevadas a los abuelos allí alojados tuvieran que ser limpiadas por la Unidad Militar de Emergencias porque sus propietarios eran incapaces de contratar a una empresa para ello. Ansiosos estamos de conocer su reflexión sobre un sector tan sensible que afecta a personas vulnerables.

Sin embargo, Mónica Oltra tiene razón en algo muy importante, y es en la necesidad de repensar muy a fondo, no solo el sector turístico, sino todo el mundo que surgirá tras el coronavirus, y que, en muchos aspectos, va a necesitar de profundas transformaciones. Pero para decirlo no hace falta ofender a nadie, sobre todo, cuando tiene tanto trabajo por hacer.

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