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Opinión

¿Tan difícil es?

Cuando tenemos que cimentar un edificio en un terreno complicado para la seguridad del mismo, lo primero que hacemos es elaborar un estudio geotécnico lo más completo y adecuado posible a la naturaleza del suelo y a sus características estructurales.

Una vez que disponemos de dicho estudio y disponemos mediante el cálculo correspondiente, de las cargas, de los esfuerzos que el edificio tiene que necesariamente transmitir al suelo sin que este se hunda y el edificio experimente daños, solemos establecer una reunión entre las partes implicadas en su construcción.

En esa reunión se encuentra obviamente: el director de la orquesta, el arquitecto; el promotor del edificio ,el que pone el dinero para entendernos mejor; el geotécnico, vaya el que ha hecho el informe sobre las características del suelo; el ingeniero estructural , el que sabe cómo tiene que comportarse el edificio para que nadie vaya a la cárcel; el arquitecto técnico, que como responsable de estar a pie de obra algo tiene que decir; y finalmente el constructor, quien en definitiva tiene que materializar las ideas que permiten construir el edificio y que el mismo cumpla todas las funciones satisfactoriamente prevista por el arquitecto.

De este contubernio amigable sale la solución de la cimentación más adecuada para el edificio, compaginando su seguridad, su economía y el proceso constructivo que deberá ser aplicado para que pueda ser construido de la mejor manera posible.

Y si ahora trasladamos el escenario al terreno político, donde han de resolverse los graves problemas que de toda índole tenemos los ciudadanos a todos los niveles, resulta que es imposible lograr que se reúnan alrededor de una mesa para buscarle a los mismos la mejor solución dentro de las que son posibles: ¿tan difícil es?

Como la imposibilidad de que se produzcan estos contubernios tan necesarios para encontrar la solución de nuestros problemas, casi siempre en base a esas estúpidas ¡quítame allá estas pajas!, en la actualidad alcanzan unos niveles muy, pero que muy preocupante, permítanme que imite los desahogos de Arturo Pérez Reverte en sus artículos semanales y piense para mí mismo: ¡serán gilipollas!, porque tan tontos no puede ser que sean.

Aunque visto lo que estoy viendo, es muy posible y ya perdidas las buenas maneras, habida cuenta el cabreo contenido con el que estoy escribiendo este artículo, tengo que pensar que además de gilipollas, sean tontos, pero que muy tontos.

Tan difícil y complicado es, que dentro del circulo central que tienen las Cortes, nuestro presidente ponga una mesa redonda, coloque las cámaras de televisión enfocando el circulo, y delante de todos los españoles, sin trampa ni cartón, llame a los representantes de todos, de todos los partidos políticos, cada uno de los cuales tendrá el poder que le otorga su número de escaños; y allí delante de las televisiones, planteé los graves problemas de la nación y entre todos busquen las mejores soluciones posibles para nosotros: ¿tan difícil es?

¿Tan difícil es, cuando habida cuenta las escasas cualidades que ponen de manifiesto nuestros políticos sobre las mesas gestoras, dado los escuálidos currículum profesionales que tienen la mayoría de ellos, y los que los tienen dignos parecen que los guardan en el baúl de los recuerdos, acudir y tomar en cuenta el consejo y las soluciones de los que realmente saben, y no de los cantamañanas que parecen aconsejarles?

Ustedes creen que si se hubieran encargado de las compras sanitarias los técnicos de Inditex y El Corte Inglés, pongamos por caso, y de la distribución los técnicos logísticos de Mercadona, hubiéramos tenido que soportar la vergüenza que ha supuesto la gestión de las mismas por parte de nuestros gobiernos. Se trata de gestionar con transparencia y eficacia, y no con mentiras y falacias llenas de ineptitud, desaprovechando el potencial de nuestros empresarios y técnicos que viven la realidad desde las trincheras, y no desde el sillón de los palcos del congreso, sin tener ni puta idea de donde soplan los vientos de verdad: ¿tan difícil es?

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