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Juan José Millas

Tierra de nadie

Juan José Millás

El viaje inmóvil

Cuando se termine el confinamiento, tendremos que volver a una casa, la nuestra, de la que no nos hemos movido, a una familia que no hemos abandonado, tendremos que adoptar las costumbres que vertebraron nuestro encierro. Tendremos que volver a un yo con el que hemos cohabitado sin pausa. He ahí la dificultad: la de regresar al lugar del que jamás nos marchamos. Pienso en esto con frecuencia. Pienso en la vuelta a mí mismo. Cuando abro el armario y veo la ropa que me pondré, que es la misma que llevo, me pregunto quién es el extraño dentro de esas camisas, de esos suéteres, de esos pantalones, si el de ahora o de después. ¿Cómo seré cuando regrese a mí?

Pero cómo seré también cuando regrese a ti, a él, a ella, a vosotros, de quienes no me he separado. ¿De qué sabores disfrutaré durante ese viaje inmóvil, a lo largo de ese recorrido estático? ¿Sabré llevarlo a cabo? ¿Me extraviaré por el camino? ¿Cómo fingiré, al renovar el carné de identidad, que soy el de la foto? ¿Cómo serán las sábanas en las que me envuelvo ahora cada noche cuando regrese a ellas? ¿Qué calidad tendrán la almohada y el colchón de látex sobre el que descansaré dentro de un rato? Ese rostro familiar que afeito los domingos, ¿me devolverá la misma expresión cuando lo rasure a diario?

¿Volveré con la frente marchita? ¿Me creeré que he regresado al cuerpo del que jamás salí? ¿Reconoceré mi cocina, mi baño, mi tubo torturado de la pasta de dientes, mi cepillo del pelo, mi champú, mi jabón líquido, mi suavizante? ¿Me harán el mismo efecto los ansiolíticos, los relajantes musculares, las infusiones para el ardor de estómago? Si sobrevivo a la pandemia, y pese a que no me eclipsé durante su mandato, ¿me tomarán por un aparecido? ¿Leeré como nuevas las novelas antiguas? ¿Me tomarán ellas a mí por un lector sin experiencia? ¿Veré la tele desde la misma esquina del sofá? ¿Me producirán sus imágenes el mismo efecto desalentador de siempre? ¿Me reconocerá el gato que ahora mismo ronronea sobre mis piernas, mientras acaricio su nuca con esta mano que será y no será la misma cuando vuelva? ¿Seré otro sin haberme alterado? ¿Seré yo si haberme enajenado?

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