Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El día después del encierro

Todos estamos pensando en qué pasará el día después del confinamiento, pero creo que mientras llega esa jornada, todavía por determinar, es de justicia alabar públicamente la entrega y el extraordinario esfuerzo que está realizando la sociedad española en su conjunto y muy especialmente todo el personal sanitario, incluido el de asistencia a nuestros mayores, que se han erigido en los grandes héroes anónimos en la lucha contra la pandemia del COVID-19. También es de agradecer el trabajo infatigable de los cuerpos de Seguridad del Estado y del ejército. Sumo a éstas la felicitación a los compañeros de profesión: abogados, economistas, asesores fiscales y laborales que en una situación crítica como esta se han convertido en esenciales para la sociedad actual. Con su labor ejemplar están intentando poner orden a una gestión tardía, poco meditada y sin un rumbo claro por parte de los dirigentes políticos, ante el enorme reto que supone esta epidemia.

En estos momentos de reclusión, tenemos mucho tiempo para reflexionar sobre el presente y mucho más en el futuro social y económico tras el confinamiento. Cuando llevamos más de cuatro semanas metidos en casa y con la economía en caída libre (S&P considera que el PIB español caerá este año casi el 9%, cuatro veces más que hace tres semanas y un punto superior al dato para la zona euro), es tiempo de establecer las bases de la recuperación, definiendo estrategias con rigor y solvencia, sin improvisación, para cuando se puedan reanudar las actividades económicas.

En un escenario crítico e incierto como el que afrontamos, no se pueden cometer en el despegue económico los mismos errores de falta de previsión y de proyectos vividos en materia sanitaria, para que el país inicie la recuperación económica de forma rápida y sólida. Para ello es necesario mantener un contacto permanente con los empresarios y los profesionales con más capacidad y conocimiento en materia de economía, adelantándonos al resto de países de nuestro entorno.

No se deben proponer elocuentes «Planes Marshal» o «Pactos de la Moncloa» como recetas mágicas del pasado, ya que cada tiempo debe manejar sus propias soluciones, ni utilizar retóricos discursos demagógicos que solo son bálsamos para heridas que pueden llegar a ser mortales. Es el momento de un liderazgo claro. Hemos de exigir un mando único con una gestión eficiente, que proponga soluciones realistas sin pensar tanto en los réditos electorales, para que los estamentos sociales, trabajadores y empresarios, las comprendan y las apoyen, aunque algunos no lleguen a compartirlas. En estas situaciones se forjan los líderes del futuro, de lo que tan necesitados estamos en la actualidad.

Soy partidario de activar la microeconomía de forma inmediata fijando un calendario definido, ajustado a unos protocolos sanitarios claros. Para eso hay que trabajar, desde hoy, en el nuevo escenario, con la información disponible y las experiencias de países punteros en la aplicación de soluciones sociales a esta pandemia, incluso en las cuestiones económicas, para poner en marcha de forma ordenada todos los sectores, prestando especial atención a las necesidades de las más de 24.000 empresas de la provincia de Alicante que han solicitado ERTE's, que afectan a más de 120.000 trabajadores, y que se encuentran frente al abismo de la insolvencia.

No debemos olvidar que, además de las exportaciones, fundamentales para nuestro territorio y para España, que se activarán paulatinamente con la recuperación de las economías de nuestro entorno, dependemos en buena medida de un sector turístico y los servicios vinculados a él, que representan un 15% del PIB. Es primordial tomar medidas para protegerlo y estimularlo para que se recupere cuanto antes, teniendo en cuenta que países competidores del sur de Europa, como Grecia y Croacia, apenas han tenido fallecidos derivados del COVID-19 y serán destinos preferentes en cuanto comiencen los movimientos internacionales.

Nuestro mercado de trabajo está muy concentrado en la pequeña y mediana empresa, que aglutina 10,5 millones de empleos. Sus responsables/autónomos están trabajando duramente para mantener la actividad y los puestos de trabajo, tratando de lograr la supervivencia de sus empresas en un escenario desconocido y con los mercados internos y externos en «hibernación». Conseguir que sobrevivan las Pymes debe ser la prioridad de los dirigentes nacionales, autonómicos, provinciales y locales, que tienen que actuar con urgencia, decisión y de forma coordinada, sin pensar tanto en la recaudación fiscal como en la inmediata recuperación de la actividad productiva, que supondrá unos mayores ingresos para la Administración Pública a medio plazo y unos menores costes por subsidio de desempleo.

No se merece nuestra disciplinada ciudadanía, actualmente encerrada, volver a ser los mayores perdedores de la pandemia también en la recuperación económica internacional, como ya nos ha ocurrido en la sanitaria con una de las mayores cifras de contagiados y fallecidos del mundo en proporción al número de habitantes. Para eso tenemos que aplicarnos en resoluciones contundentes y eficaces desde un principio, por lo que propongo que se utilicen los meses de julio y agosto como laborales a todos los efectos, para poner en marcha las empresas y permitir que recuperen su dinámica habitual. Solo deberían tomar vacaciones en ese periodo el personal de servicios sanitarios que han estado en primera línea cuando la pandemia les dé un respiro.

Además, sería un buen gesto que, en el caso de que empiecen a funcionar los servicios turísticos, que todos disfrutemos de los periodos de descanso en territorio español durante este ejercicio, a los efectos de colaborar a su recuperación a la mayor brevedad. Esto daría una imagen de destino seguro y serviría de efecto llamada al turista europeo para que vuelva a confiar en nuestra oferta, para recuperar parte de los 84 millones de visitantes internacionales que estuvieron en España en 2019.

Estas medidas no deben entenderse como autárquicas, puesto que el proceso de recuperación del movimiento de personas irá desde lo más cercano a lo internacional de forma progresiva. Además de lógico es solidario con nuestro sistema, tanto económico como social, en tanto que permite recuperar más rápidamente el empleo e incrementar la recaudación fiscal tan necesaria para nuestro endeudado y empobrecido Estado, que tan mal ha gestionado el nivel de deuda pública en los ejercicios anteriores a 2020, en los que se ha producido con un crecimiento económico constante. En estos momentos algunos de nuestros competidores, con China a la cabeza, ya han comenzado a poner en marcha su maquinaria industrial y pueden salir beneficiados de esta recesión gracias a que han tomado medidas adecuadas antes que nuestro país. Solo faltaba que además de colocarnos el material sanitario nos vendan las recetas de la recuperación económica.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats