Si hay algo capaz de hacer coincidir la opinión de la gran mayoría de los alicantinos, más allá de otras cuestiones aglutinadoras de voluntades y anhelos, más o menos vacuos, es sin duda la Santa Faz. Ninguna otra expresión popular es capaz de concentrar tanta adhesión y fervor como la Reliquia, con independencia de credos o religiones. Por eso no acierto a entender cómo no ha habido un inequívoco y unánime cierre de filas de los políticos alicantinos para reclamar a la autoridad competente, en este caso el Gobierno que preside el últimamente tan vilipendiado Pedro Sánchez, que dé marcha atrás y autorice que el próximo jueves 23, día en el que se habría celebrado la multitudinaria Peregrina, una salida extraordinaria de la Reliquia desde el Monasterio de la Santa Faz hasta la ciudad de Alicante.

¿Qué problema hay en que un vehículo salga desde el monasterio escoltado por la Policía Local (pidan voluntarios y verán los que salen) hasta el Castillo de Santa Bárbara? Están saliendo todos los días vehículos de cuerpos de seguridad con sus sirenas sonando para dar ánimos a la población -algo que todo el mundo agradece- y no pasa nada. ¿Qué problema hay en que desde lo alto del Benacantil se lance un mensaje de esperanza a los miles de alicantinos que están cumpliendo a rajatabla con un confinamiento impuesto por la pandemia? Hay pueblos en la provincia en los que el personal municipal acude megáfono en mano hasta los domicilios de los niños para desearles feliz cumpleaños, que está bien, y no pasa nada. ¿Qué problema hay en que las decenas de miles de alicantinos que se van a quedar en casa en lugar de disfrutar de la multitudinaria cita con la Peregrina, sean mínimamente reconfortados con el repicar de las campanas de las iglesias de la ciudad a las 12 del mediodía sabiendo que la Santa Faz está cerca de ellos? Escuchamos todos los días como infinidad de vecinos sacan altavoces a los balcones para dedicarnos himnos y canciones de todo tipo, y no pasa nada. Quizá el problema sea que en esta ocasión no habría posibilidad de que nuestros políticos se arrimen a la Santa Faz para salir al día siguiente en la foto de portada del periódico. De ser así, estarían todos sacando codos para hacerse un hueco, y no pasaría nada.