Tras meses convulsos de fuertes inundaciones y otros episodios climáticos de gran relevancia que nos hicieron reclamar una mayor previsión y planificación ante riesgos naturales, 2020 empieza de la manera más extraordinaria y la crisis del Covid-19 nos ha cogido por sorpresa a todos y cuando digo a todos es a todos. También a muchos médicos y otros expertos que tampoco la tomaron en serio al principio.

El coronavirus y su fuerte propagación preocupa ya a todos los gobiernos del planeta. Sin importar su latitud o longitud. Si bien, la preocupación es mayor en aquellos lugares donde la pandemia podrá campar más a sus anchas y hacer todo lo que tiene programado hacer. Y es que si en España o Italia, lugares del primer mundo y que cuentan con sistemas sanitarios al máximo nivel y que consiguen dar servicio a prácticamente todo su territorio, la situación está siendo dramática, cabe plantearse y reflexionar sobre cómo lo pasarán a partir de ahora otros lugares del mundo con menos fortaleza en sus servicios sanitarios y que empiezan ahora a vivir esta crisis, y en muchos casos a cometer los mismos errores que hemos cometido nosotros como sociedad.

El Covid-19 y su actual y futura crisis social y económica nos debe dejar muchos aprendizajes. En particular, que al igual que los ríos o los fenómenos naturales, los virus no entienden de fronteras políticas, ni de ideologías. Sin embargo, su gestión sí que tiene un incipiente carácter territorial y político. Por ejemplo, los recortes en sanidad acaban pasando factura, los fallos en la comunicación y en la información pueden confundir a la población, la falta de educación en valores puede hacer tomar decisiones desacertadas o la falta de planificación en la gestión y la falta de decisión, llevan a la improvisación y a cometer errores que repercutirán en la vida de muchas personas.

La actual crisis del coronavirus pasará, pero otras nuevas vendrán y también habrá que plantarles cara. Ello representa un desafío de primer nivel, como el cambio climático o el reto demográfico, y por ello debemos estar preparados como sociedad. Es necesaria una mejor planificación y una mejor gestión de los recursos que nos ayuden a prevenir futuras crisis y, sobre todo, nos ayuden z0a todos a saber cuál es nuestro papel ante cualquier desafío que amenace a nuestra sociedad.