Recurrir a la famosa cita que utilizó John F. Kennedy en su discurso de investidura en 1961 se ha convertido, desde entonces, en una acción frecuente. Han pasado casi sesenta años de la histórica escena coronada con el «no te preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país», y la frase que remató la sublime oratoria sigue vistiendo como el recurso perfecto para introducir o dictar sentencia en las cuestiones más diversas. La carga que contiene la cita es contundente, pero cuando realmente luce es en el instante en se transforma en hechos. A mí me sirve hoy para señalar a Guillem Carrió, propietario de una ortopedia ubicada enfrente del Hospital General de Alicante. Esa cercanía que le brinda su vecindad con el centro propició hace unas semanas una conversación con un grupo de médicos acerca de la alarmante carencia de material sanitario en plena crisis originada por la epidemia, apunte que le llevó a pasar a la acción. Su especialidad aportaba al asunto un valioso punto a añadir, así que decidió enlazar ambas ventajas: la infraestructura y contactos de su empresa con las opiniones de los facultativos del hospital que tiene enfrente para mejorar el producto ajustándolo a las necesidades reales. Puesto en marcha el proyecto, hace aproximadamente un mes, con Paco Romero y Daniel Gadea -ingenieros de Soorim, empresa de I+D en aspectos de órtesis sanitaria- al frente, se inició el trabajo de diseño de una mascarilla que diera cumplida respuesta a los sanitarios del General que, representados por varios miembros del equipo, fueron aconsejando qué aspectos de la mascarilla podrían mejorar en beneficio de su función. En esa parte, los médicos apuntaron la idoneidad de incorporar un filtro con garantías y los ingenieros se centraron en su diseño con los materiales adecuados (antibacteriano, flexible y no poroso).

A los pocos días, el trabajo arrojó el primer prototipo validado con un filtro HEPA (de alta eficiencia y que satisface unos estándares) que se empezó a repartir entre sanitarios de toda la provincia. La labor de ingenieros y galenos no se detuvo. El siguiente prototipo modificó en parte la mascarilla para introducir un filtro homologado. Para redondear el asunto, la protección diseñada es reutilizable e intercambiable tras ser sometida al proceso de desinfección utilizado en los hospitales para limpiar y esterilizar el material quirúrgico a 120 grados.

El proyecto fecundado por Guillem tampoco se paró ahí. Además de unir a través de su empresa, Ortoactiva, los criterios de los sanitarios con los de los ingenieros para diseñar y elaborar las mascarillas, buscó financiación para que la acción quedara enmarcada como benéfica. Encontró respuesta afirmativa de colaboración en su club de rotarios, el Rotary Alicante-Lucentum, y, casi al mismo tiempo, la sociedad Concerto se unió a la causa también con aportación económica. La labor continúa. Ayer mismo, hubo una nueva reunión entre las partes en el Hospital General para seguir trabajando sobre la línea marcada, esa que se ajusta como un guante de latex al mensaje de Kennedy.