Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Debido desgraciadamente a la pandemia del coronavirus, muchos habrán terminado familiarizándose con el término "triaje", derivado del francés "triage" y que equivale a "filtro" o "cribado".

Se sabe que el primero en utilizarlo para clasificar a los heridos en el campo de batalla fue Dominique Jean-Larrey, médico cirujano militar que estaba al frente de los servicios sanitarios del Ejército de Napoleón.

Admitido en su diccionario por la Real Academia, el "triaje" es un método de clasificación y selección de los pacientes en base a sus posibilidades de supervivencia de acuerdo tanto con el pronóstico como con los recursos disponibles.

Se emplea pues como último recurso en situaciones excepcionales como son las guerras o las catástrofes o las emergencias como la provocada por la actual propagación exponencial del coronavirus.

Previsoras, siete agrupaciones médicas alemanas acaban de publicar un catálogo con una serie de recomendaciones relacionadas con la "adjudicación de recursos en la medicina intensiva en el contexto de la pandemia del Covid-19".

"Es probable, dicen los autores, que en un breve plazo de tiempo y pese al refuerzo de las capacidades clínicas, no basten los recursos de la medicina intensiva para todos los pacientes que los necesiten".

De llegarse a tan dramática situación, se producirán "conflictos en la toma de decisiones" en las unidades de cuidados intensivos, a cuya solución se quiere contribuir con ese folleto.

Sus autores señalan que en tales casos extremos serán decisivas tanto las indicaciones médicas como la propia voluntad del paciente: se desaconseja una terapia intensiva cuando no haya posibilidades reales de éxito al no observarse mejora ni estabilización del enfermo terminal.

"Si se da la situación de que en una unidad de cuidados intensivos no es posible admitir a todos los enfermos (que los necesitan), habrán de tomarse medidas equivalentes al triaje en la medicina de catástrofes", señalan.

En esas situaciones será "inevitable" elegir y determinar a qué personas se les administran cuidados intensivos para intentar salvar su vida y qué otras no o a quiénes se suspende el tratamiento en caso de que el tratamiento no tenga posibilidades de dar resultado.

Se trata, reconocen, de una clara limitación de las decisiones terapéuticas, que deben tener siempre al paciente como centro, lo que representa "un enorme reto emocional y moral para el equipo terapéutico".

Lo que habría que decidir en esos momentos es, por un lado, a qué pacientes merece la pena a aplicar medidas capaces de salvarles la vida y, por otro, en qué casos suspender un tratamiento de ese tipo ya iniciado.

Los autores recomiendan que no sea una sola persona, sino varias quienes tomen tan difícil decisión: dos especialistas en medicina intensiva con amplia experiencia, un representante del personal de enfermería y algún otro especialista.

La decisión ha de tomarse en cualquier caso por consenso y para los casos de desacuerdo, cada clínica debería tener prevista la forma de proceder.

Es también importante que el triaje no se limite a los enfermos del coronavirus sino a todos los pacientes que se encuentran en unidades de cuidados intensivos, con independencia de qué enfermedad sufran.

Tampoco es lícito, dice el folleto, que se elija a los pacientes en razón de su edad o por criterios socioeconómicos.

Los autores del folleto, entre los que hay representantes de las sociedades de neumología, de intensivistas y especialistas en medicina respiratoria, además de la Academia para la Ética en la Medicina, quieren provocar con él un debate social y en el marco de su profesión.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats