Algún día, cuando esto termine, contaremos como batallitas de guerra las cosas que nos ocurrieron durante la crisis del coronavirus. Ríanse ustedes de la mili o de la guerra.

Pero hay algunas batallitas que no me hacen ninguna gracia. Siete días después del estado de alarma, todavía quedan muchos ciudadanos y muchos responsables políticos que no se enteran de qué va esto. Lo primero lo perdono. Pero lo segundo no.

Si te hemos elegido (porque a lo mejor no votado) para que seas responsable político te pido que seas lo primero, responsable y que lo político lo dejes para un dentro de unos meses. La pista de cuándo puedes volver a lo político te la dará el aire: cuando puedas bajar a la calle sin mascarilla y te puedas pasear libremente, ese será el momento de volver a la política. Y este mensaje va para todos, seáis del color que seáis

Pero como todavía hay mucho irresponsable con cartera, veo cada día con los ojos como platos como nos estáis haciendo perder un tiempo muy muy valioso y la salud a quien le toque la desgracia de haberse contagiado. La única solución y la más rápida a esta crisis se llama aislamiento total. Ni perros, ni mensajeros, ni salir a por el pan, ni nada parecido. Apenas un servicio controladísimo de suministro de alimentos y medicinas, y sobrevivir con lo que tienes en casa. Que seguro que podrás. Ese QR que nos habilite para salir una vez por semana.

Anoche me enfrentaba a una «crisis» institucional en la que me metieron y que me dejó no sólo con los ojos como platos y alucinando en colores, sino tremendamente preocupada: alguien en el gobierno amenazaba con suspender la orden de cierre de establecimientos hoteleros si no se garantizaban «hoteles-refugio» suficientes en todo el territorio para atender unas supuestas necesidades. Amenazó que si no se ponían estos hoteles en marcha anulaba la orden de cierre obligatorio. Y en unas pocas horas rellenaron una tabla de excel con más de 100 referencias. Si me pinchan no me sacan sangre, porque no entendía lo que estaba viviendo. De nuevo el interés político se imponía sobre la responsabilidad, justo lo contrario de lo que debería ser.

Sin querer menospreciar y o ser insensible a las necesidades que puedan tener algunas personas, me hablan de familiares de enfermos, de transportistas, de tripulaciones de aviones? me topo con la realidad: no han entendido nada de nada, no han entendido de qué va esto.

Ni tripulaciones, ni vuelos, ni transporte generalizado? sólo los servicios declarados esenciales para la comunidad en esta crisis pueden operar, y es el Gobierno el que tiene que decidir qué servicios son, si necesitan alojamiento hotelero y dónde se va a realizar el mismo. De esto va también gobernar y todo lo demás sobra. Todo lo demás alargará muchos más días esta crisis y pondrá todavía más en riesgo nuestra salud y por ende nuestra economía.

Ordenar el cierre de hoteles y de establecimientos turísticos precisamente para evitar la propagación del virus es ser responsable. Querer abrir 24 horas después hoteles porque a uno del gobierno así le interesa es de cretinos. Para que los transportistas duerman no es necesario que haya hoteles abiertos, es necesario que se queden en su casa.

Porque no, esa coca-cola, la botella de vino, la chuche para el perro, el pan de centeno milenario de la India,? todo eso no es esencial ni necesario en esta guerra. Por que esto, señores, es lo más parecido a una guerra en nuestros días. No nos cansaremos de decir #quédateencasa, y no compres nada a distancia, ni online, ni Amazon, ni nada. Seguro que puedes resistirlo, no es tan difícil.

Paremos todo un mes para que no nos paremos para siempre. Toni Mayor lo resume en pocas palabras: mientras el confinamiento sea a la carta y no integral, estaremos perdiendo el tiempo y la salud y la salida será mucho más larga. Así que, cuando me preguntan estos días cómo estás, mi respuesta siempre es la misma: sana, que no es poco. Y quiero seguir estándolo a pesar del gobierno.