Vivimos un momento de excepcionalidad en el que todas nuestras rutinas diarias se han visto drásticamente afectadas. Se trata de un tiempo crítico que pondrá a prueba no solo nuestra fortaleza física sino también nuestra capacidad mental para afrontar los problemas derivados de la pandemia y el confinamiento social que debemos cumplir.

Es también el momento de acordarnos de las personas que sufren trastornos psíquicos. Una situación extrema como la actual nos ayuda a ponernos en su piel y a entender su dolor, puesto que ahora todos nosotros estamos desarrollando síntomas similares a los que ellos sufren cotidianamente: o acaso no vivimos con la paranoia de creer que cualquiera nos va a contagiar, con la hipocondría de que ya nos hemos contagiado, con la agorafobia por el miedo a salir a la calle, con la obsesión de lavarnos constantemente y pese a todo pensar que estamos contaminados, con la desesperanza del depresivo o con el temor del ansioso?

Y es, especialmente, el momento de cuidar la salud mental de las personas que se exponen día a día para velar por nuestra salud y sostenimiento: los profesionales de los centros sanitarios, dependientes y repartidores, farmacéuticos y miembros de los cuerpos de seguridad, entre otros. A ellos debemos dedicar nuestra máxima empatía y reconocimiento para que no cesen en su valiente labor.

Ahora más que nunca tenemos que potenciar nuestros propios recursos mentales para hacer frente al miedo que se apodera de todos. Tener miedo es absolutamente normal e incluso necesario puesto que nos ayuda a protegernos y no llevar a cabo acciones que puedan ponernos en peligro. Pero ojo, es importante no sobrepasar cierto umbral del miedo ya que el pánico nos podría bloquear e impedirnos actuar de forma coherente. Con este fin debemos seguir algunas recomendaciones:

1. Estar informado con el fin de ir siguiendo las medidas que las autoridades nos indiquen pero evitando la sobreinformación ya que permanecer todo el día pendiente de las noticias solo provocará una mayor ansiedad.

2. Conectarnos con las personas de nuestro entorno familiar y social a través de teléfono e internet y apoyarnos mutuamente. Sentir que no estamos solos y acompañarnos en nuestro miedo es crucial en una situación límite como esta.

3. Permanecer optimistas y no perder el humor pese a este duro momento. A buen seguro que en la adversidad vamos a descubrir lo mejor de nosotros mismos y de los demás.

4. Buscar actividades que nos relajen y aquellas que promuevan la actividad física dentro de casa. La rutina y el ejercicio son dos buenos ansiolíticos.

5. Nunca perder la esperanza. Recordemos que el ser humano está preparado para resistir cualquier adversidad porque -aunque a veces no lo creamos- todos llevamos un héroe dentro.

Los seres humanos aprenderemos mucho de esta crisis ya que nos dará la oportunidad de conocernos más a nosotros mismos y a las personas de nuestro entorno y de descubrir todo aquello de lo que somos capaces. Como alguien dijo: la buena salud mental no consiste en no tropezar, sino en saber levantarnos... A buen seguro que juntos vamos a poder levantarnos y restablecer nuestras vidas más fortalecidos.