A cinco años del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y los EE.UU., se abre un panorama de serias incertidumbres ante las fuertes medidas de Donald Trump (un capítulo Ley Helms-Bulton) contra el Gobierno.

Después que el pueblo cubano se estaba acostumbrando a las complejas y recelosas relaciones con el poderoso vecino del norte por buen camino, aparece el presidente Trump que rompe los acuerdos pactados con el presidente Obama.

Los esparcidos recelos, resentimientos y miedos que se iban disipando entre la población cubana, ahora retroceden y vuelve la vieja política de los años sesenta de hostigamiento del poderoso del norte y una actitud de rebeldía del pueblo cubano hacia al yanqui, lo que no es beneficioso ni para el grande ni el pequeño en un mundo globalizado y amenazado por un aberrante terrorismo internacional.

Aunque los cubanos también saben que su enemigo está en cómo se reacciona ante los complejos desafíos: el bajísimo crecimiento económico y de natalidad, los efectos del impacto ambiental, el bajo ranking de inversión extranjera y la profunda crisis de valores y económica que acentúan las desigualdades que alienta la emigración juvenil precisamente hacia los propios EE. UU.

En este contexto la Asamblea General del Consejo de Estado, eligió un nuevo presidente sin apellido Castro que por voluntad propia del presidente General Raúl Castro deja paso a su relevo, aunque se mantendrá hasta el 2022 al frente del todo poderoso PCC.

Este nuevo presidente esta bajo la atención de muchas personas cubanas de adentro y afuera y de gran parte del mundo, ¿por qué? Porque los cubanos quieren paz, cambio y bienestar ante unos tiempos de crisis y desigualdades.

Se aprecia que el presidente Díaz Canel se esfuerce por abrir un imprescindible canal de comunicación con la administración Trump ya que las condiciones actuales no son las mismas que las de la década de los 60. No obstante, La Habana sigue ampliando su relación con Rusia, país con la cual mantiene una estrecha y legendaria relación diplomática, militar y comercial que le proporciona cierta estabilidad.

La privilegiada posición geográfica de la isla es clave en las conversaciones entre las dos potencias. tema recurrente expresado en la carta de los 16 altos oficiales del ejército estadounidense a la Casa Blanca: "Nosotros reconocemos que el régimen actual debe hacer más para abrir su sistema político y por el diálogo con el pueblo cubano. Pero, si no nos involucramos económica y políticamente, es cierto que China, Rusia y otras entidades cuyos intereses son contrarios a los Estados Unidos podrían hacerlo. Nosotros ahora tenemos la oportunidad de dar forma y llenar un vacío estratégico", lo que demuestra el pensamiento reflexivo de un grupo importante del ejército de los EE. UU.

La polémica la violación de los derechos humanos en Cuba, podría no ser un impedimento en las conversaciones entre Cuba y EEUU, ya que si para el magnate, "América primero es totalmente compatible con el liderazgo estadounidense en el mundo", lo otro queda en un segundo plano, y si "Nuestra tarea no es dictar cómo otros viven sino construir una coalición de amigos que comparten el objetivo de luchar contra el terrorismo y traer estabilidad a Oriente Próximo", pudiéramos inferir que los derechos humanos pueden ser definidos como dividendos o beneficios restándole importancia. Aunque la principal violación de los derechos humanos está en el criminal bloqueo y se podrá eliminar si "... Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba para que este pueblo pueda mirar al futuro con esperanza" (Papa Juan Pablo II).

Aunque parezca una incongruencia quizás las sugerencias de los militares y que coincide con lo expresado por la ex embajadora Vicki Huddleston, las conversaciones con Putin,pese a que exista una aparente crisis diplomática ambos se aprecian muchísimo, el encuentro con el Papa Francisco, la distensión norcoreana, la no presencia de un "Castro" en la administración cubana, aunque ahora aparece la Venezuela de Maduro, que enrarece aun más este panorama,pero el afán de protagonismo del presidente Trump puede cambiar el ritmo de esta historia y asumir la oportunidad de ser el primer presidente que levante el aborrecible bloqueo y estabilice las relaciones respetuosas entre ambos vecinos, logre la paz, verdadero deseo de los pueblos cubano y estadunidense, ya que el bloque además de ser ilegal y criminal es ineficaz para ambos .