El 8 de marzo, un año más, celebraremos la alianza entre mujeres para defender la igualdad de derechos. Seguiremos enfatizando nuestro empeño y determinación en esta causa justa que no debiéramos tener que seguir explicando.

Las mujeres somos la mitad de la población mundial y, en todos los lugares y culturas, padecemos las consecuencias de una organización social y política históricamente desigual, jerarquizada en base a roles y estereotipos sexuales.

El 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, conmemoramos en todo el mundo los avances conseguidos, los derechos conquistados. Rendiremos homenaje a las que nos precedieron y rememoramos nuestra genealogía feminista: «Porque fueron, somos. Porque somos, serán». Venimos de lejos, siempre vindicando y reivindicando, lo que justamente nos pertenece.

Nuestra agenda histórica ha venido señalando las exclusiones e injusticias, la violencia y la desigualdad -de derechos, oportunidades, trato o condición- que han marcado nuestras vidas cotidianas desde tiempos inmemoriales. Por eso decimos con orgullo feminista que somos mujeres en marcha por nuestros derechos, por la transformación social que haga posible formas organizativas y relacionales más respetuosas y justas con la totalidad de las personas (mujeres y hombres), con la vida.

La unión es nuestra fuerza, por ello este 8 de marzo, Día Internacional de los Derechos de las Mujeres, seguiremos denunciando todas las formas de desigualdad que sufrimos, todas las violencias que padecemos, todos los derechos por conquistar. Sabemos de la reacción negacionista que, tergiversando o falseando datos y estadísticas, pretende volver a llevar al ámbito personal o «doméstico» lo que debe ser político y nos concierne como sociedad.

Este 8 de marzo señalaremos, con las mujeres chilenas, que «el violador eres tú», que el grito de la madre mexicana contra los asesinatos de mujeres y niñas es el nuestro, denunciaremos que la explotación sexual nos cosifica y mercantiliza, manifestaremos que no somos «vasijas» para los deseos de otros, sino que somos (sentimos) y vivimos nuestros cuerpos.

Y codo con codo, el 8 de marzo en Alicante, denunciaremos que este neoliberalismo globalizado y salvaje está haciendo de nuestro planeta un lugar inhóspito, inhumano e injusto. La inseguridad laboral, las contrataciones temporales e inciertas, los horarios extensos y los salarios de miseria, configuran un panorama de precariedad donde las mujeres, a pesar de nuestra formación, seguimos teniendo los datos más elevados de desempleo en todos los tramos de edad (INE), y nos mantenemos en una situación de responsabilidad vulnerable, sosteniendo el ámbito doméstico, el cuidado de hijos, mayores y enfermos. Los datos segregados acerca de nuestras solicitudes de permisos, jornadas parciales o excedencias frente a las de nuestros compañeros o hermanos son escandalosos, empobreciendo nuestros bolsillos, nuestras pensiones, nuestros proyectos de vida.

Porque son muchas las desigualdades que seguimos padeciendo por el solo hecho de ser mujeres. Porque necesitamos avanzar en políticas feministas reales y efectivas, porque nos queremos libres y vivas, porque necesitamos de la educación pública para afianzar los valores de democracia, coeducación e inclusión. La Plataforma Feminista, este 8 de marzo portaremos nuestro lema por las calles y avenidas de Alicante, «Feminismo para la transformación social».

La manifestación saldrá a las 11 horas desde la avenida de Maisonnave.