Miguel Hernández (Orihuela, 30 de octubre de 1910) fue condenado a muerte tras la guerra civil del 36, pena que le fue conmutada por 30 años de cárcel. Murió tuberculoso, el 28 de marzo de 1942, en el Reformatorio de Adultos de Alicante, cuando tan solo tenía 31 años. El franquismo le silenció/ninguneó muchos años en los libros de texto de literatura. Su nombre y su obra, con el tiempo, fueron rehabilitados. Y ahora, en 2020, han vuelto a matar al poeta, al autor de Vientos del pueblo o de la Elegía a Ramón Sijé, «con quien tanto quería». Sí, el Ayuntamiento de Madrid ha vuelto a silenciar a Miguel. Y lo ha hecho retirando, por decreto de su alcaldía, firmado por el regidor José Luis Martínez-Almeida (PP), y respaldado por la vicealcaldesa Begoña Villacís (Cs), los versos del literato oriolano, uno de los más ilustres, al que Dámaso Alonso encuadró en la generación del 27, aunque otros biógrafos lo hacen en la del 36, y que, actualmente, A. Sánchez Vidal, vincula a la «Escuela de Vallecas». Esos versos, a propuesta de la corporación que presidió Manuela Carmena, pertenecen al poema El herido (Para la libertad) y se iban a colocar en el monumento en homenaje a las víctimas de la Guerra Civil, en el madrileño Cementerio de la Almudena.

¡Martínez-Almeida y Villacís se han «pasao» tres pueblos y dos estaciones del metro! Está claro que una de las premisas de quienes acceden a «dirigir/presidir» cualquier institución/organismo es «borrar de un plumazo» lo que hayan hecho sus predecesores para, de esta manera, tratar de dejar su impronta, aunque la mayoría de las veces «la caguen». De eso sabemos mucho en esta tierra, en la Vega Baja. Recordemos, por ejemplo, la derogación del Plan Hidrológico Nacional que impulsó el PP y que «se cargó» el PSOE al poco de llegar Rodríguez Zapatero a la Moncloa. O al revés, aunque el PHN que impulsó José Borrell, siendo ministro de Felipe González, se lo cargó su actual compañera sentimental y presidenta del PSOE, Cristina Narbona, que, por aquel entonces, también formaba parte del mismo gabinete que el «Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad». Por cierto, me llama la atención que el bueno de Borrell, que nació en Puebla de Segur (Lérida), represente al Estado Español en la Unión Europea siendo «ciudadano argentino», nacionalidad que adquirió en 2019. ¡Chúpate esa, baronesa!. ¡Y luego hablamos del podemita Pablo Echenique, que, como Lionel Messi, nació en Rosario (Argentina) o de la pepera Cayetana Álvarez de Toledo, marquesa de Casa Fuerte, que, aunque nació en Madrid, tiene varias nacionalidades, entre ellas la argentina -de ahí su acento- y la francesa! Ya lo cantaba Alberto Cortez: «No soy de aquí, ni soy de allá/no tengo edad, ni porvenir/y ser feliz es mi color de identidad».

No creo que -aunque me gustaría equivocarme- Villacís haga caso a Mar Ezcurra, y eso que son del mismo partido y forman la misma coalición, tanto en «Madriz» como en Orihuela, para sustentar el gobierno municipal pepero. No creo -aunque me gustaría equivocarme- que la misiva que ha mandado nuestra «consejala» de Cultura, en la que solicita que el alcalde y la «vicealcalda» madrileños reculen, surta efecto. Pero, por intentarlo que no quede. ¡ Joaninasi, coñe/jolín, habla con Arrimadas «pa» ver si ella puede «haser» algo!. Y lo mismo que creo eso, también creo que el «Martínes»-Almeida se va a pasar por el arco del triunfo la carta que, en el mismo sentido, le ha mandado el alcalde de Quesada (Jaén), Manuel Vallejo, invitándole a visitar el Museo Miguel Hernández para que «reflexione». Y me da que ni la Asociación de Amigos del poeta, que fue fundada por Vicente Aleixandre y Buero Vallejo, entre otros, y que preside el ilicitano Paco Esteve, ni lo que digan los del PSOE oriolano y Cambiemos Orihuela o los de Unidas Podemos, de Alicante, o la Fundación del poeta, que dirige Aitor Larrabide van a conseguir que Almeida enmiende su metedura de pata. ¡A Miguel, mucha gente ni le quiere ni le respeta; Almeida tampoco!