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Joaquín Rábago

Alemania, el Estado judío y los palestinos

Leo en el Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ) una noticia que no deja de ser preocupante para quienes, reconociendo todo el derecho de existencia al Estado de Israel, nos hemos mostrado siempre críticos con sus continuos atropellos de los derechos del pueblo palestino.

Cuenta el diario alemán desde la capital de Israel, que para los europeos sigue siendo Tel Aviv y no Jerusalén como quiere EEUU, que el Gobierno de Berlín se ha sumado a la posición israelí de no reconocer la competencia del Tribunal Internacional de La Haya para juzgar tales violaciones del derecho internacional.

Como recuerda justamente el FAZ, uno de los pocos éxitos de la actual dirección palestina fue el reconocimiento en 2012 por parte de 138 Estados del estatuto de observador de Palestina en la ONU.

Fue por supuesto una victoria parcial porque la admisión como miembro de pleno derecho es competencia del Consejo de Seguridad de la ONU, donde sólo se puede esperar el veto de EEUU.

Con todo, gracias a su reconocimiento como observador, Palestina pudo convertirse en 2015 en miembro del Tribunal Penal Internacional de La Haya.

Aprovechando esa nueva circunstancia, los palestinos solicitaron que se investigaran los crímenes de guerra cometidos por el Estado judío en su territorio, y la fiscal jefe, Fatou Bensouda, ordenó iniciar pesquisas preliminares en torno a los posibles delitos de ambas partes.

A finales de 2019, la fiscal anunció haber recogido suficiente material probatorio como para emprender una investigación en toda regla sobre la situación en Palestina y concretamente en los territorios ocupados, en Jerusalén oriental y la franja de Gaza.

Se trataría de investigar la política de asentamientos del Estado judío, que, para muchos juristas, representa un crimen de guerra por cuanto se trata del traslado de población civil a territorios ocupados ilegalmente.

Al mismo tiempo, sin embargo, la fiscal trasladó a la cámara del Tribunal que decide sobre la licitud de las pesquisas la cuestión de a qué territorio podría aplicarse tal investigación.

Israel, que no es miembro del tribunal de La Haya, niega la licitud de la acusación con el argumento de que Palestina no cumple los requisitos de un Estado y se contradice a sí misma cuando pretende ser considerada como tal mientras habla de un futuro Estado palestino.

De ahí que, de acuerdo con la fiscalía israelí, ni existe un Estado soberano palestino ni tienen los palestinos jurisdicción sobre Jerusalén o las zonas de Cisjordania donde se han levantado colonias judías. De todo lo cual se deduce que el Tribunal no es competente en ese asunto.

Alemania, que actúa en La Haya como "amicus curiae", es decir como tercero ajeno al litigio, limitándose a dar su opinión, acaba de sumarse a la posición defendida por Israel según la cual Palestina no reúne los requisitos de un Estado, algo que sería, sin embargo, necesario para que el Tribunal fuese competente en ese conflicto.

La decisión de Berlín no deja de sorprender pues, a finales de diciembre, una portavoz del ministerio alemán de exteriores había expresado la confianza de su Gobierno en la independencia del Tribunal de la Haya y en que no se utilizase el mismo para politizar el conflicto.

Si Alemania no ha dejado de repetir que ése sólo pueden resolverse en conversaciones directas entre israelíes y palestinos - pura hipocresía porque no tiene en cuenta para nada las fuerzas de unos y otros-, lo cierto, señala el diario alemán, es que con su decisión favorable a Israel, Berlín no ha hecho otra cosa que politizarlo.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha expresado en público su agradecimiento a los gobiernos que se han mostrado contrarios a la jurisdicción de La Haya en ese asunto: además de Alemania, Austria, Hungría, la República Checa, Uganda, Australia y Brasil, algo que aquél atribuyó a sus propios "esfuerzos diplomáticos".

El negociador jefe palestino, Saeb Erekat, se preguntó, en declaraciones al citado diario, si Alemania no es acaso consciente de que el Estado judío tiene planes anexionistas y que sólo los escrúpulos del Tribunal de la Haya pueden disuadirle de llevarlos a la práctica.

"No pedimos permiso a Alemania para poder existir como Estado", critica Erekat. Si Berlín considera que Israel tiene derecho de veto sobre la estatalidad palestina, que lo diga. Pero la decisión de Berlín contradice su "clara posición sobre la ilegalidad de las colonias israelíes, la solución de los dos Estados y el derecho internacional".

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