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Semana y media

Andrés Castaño

Maduro disfruta con el estrambote de barajas

Lunes

BRUMAS

Ayer salí temprano de casa y me descubrí en un fiordo escandinavo, tal era la capa de niebla que cubría la calle. Los fenómenos meteorológicos son sólo uno de los enigmas que desconciertan a las personas carentes de mentalidad científica. Veinticuatro horas después, los técnicos explican en el periódico que la niebla aparece al condensarse una ola de aire caliente tras contactar con la baja temperatura del mar. Es un proceso asombrosamente sencillo, que sin embargo me resulta tan misterioso como que pueda volar un artefacto de varias toneladas. Aunque mis amigos de ciencias aseguran que bastan algunas nociones básicas de Física para desvelar el prodigio aeronáutico, estos asuntos se yerguen como una muralla infranqueable ante la que mi mente retrocede con desánimo. No hay nada más mortificante que sentir curiosidad por lo ignorado y conservar la expresión obtusa tras la respuesta. Existe también un déficit de perspectiva: donde la mente científica vió ayer una incidencia climatológica fácilmente explicable, yo ví a Sherlock Holmes persiguiendo a Jack «el Destripador» por callejuelas londinenses. Así es imposible entender nada.

Martes

LA CARCOMA

El diputado Adolfo Suárez ha decidido mostrar su desprecio a los portavoces de Bildu dándoles la espalda cuando suben al estrado o, como ayer, leyendo ostensiblemente un libro cuya elección no pudo ser casual: «Vidas rotas», el homenaje a las 858 víctimas de Eta. En esta ocasión, el aludido fue Oskar Matute, quien se le reprochó con una frase del cantaor «El Cabrero»: «Aunque a uno le den la espalda, su voz no hay quien la pare». Al margen del delicioso exotismo de que alguien llamado Oskar Matute cite a un cantaor apodado «El Cabrero», los juicios morales siempre implican una elección delicada. Recuerdo que un tertuliano de La Sexta mostró insuperablemente esa delicadeza hace un par de meses: « Arnaldo Otegui es mejor que Santiago Abascal y Bildu, un partido mucho más decente desde un punto de vista moral que el de los postfascistas de Vox». Como Otegui en particular y Bildu en general nunca han condenado a Eta, la elogiosa conclusión era que los secuestradores de Ortega Lara, militante de Vox, son más decentes que su secuestrado.

MIércoles

EL SAMARITANO IDIOTA

Esta mañana me he tropezado con un joven que escribía algo en un papel y después lo colocaba en el limpiaparabrisas de un vehículo aparcado. He deducido por un retrovisor peligrosamente desprendido que era el autor del estropicio y que el papel contenía sus datos para que la víctima pudiera ser resarcida. Al pasar junto a un curioso que observaba la escena, éste ha murmurado: «Será gilipollas». Es una reacción frecuente en determinados ambientes tropicales como el nuestro y por lo tanto no nos escandaliza insoportablemente. Sin embargo, los eslabones de una convivencia civilizada son un conglomerado de pequeños gestos altruistas como ese cuya única recompensa es cierta satisfacción íntima. El catálogo es amplio y variado, desde considerar las papeleras como un recipiente para desechos y no un elemento decorativo del mobiliario urbano a respetar el turno en el centro de salud para renovar el calendario de recetas. Son heroicidades que reciben un bufido de desprecio por una legión de bípedos que se inclinan sollozantes sobre el féretro del abuelo y le quitan el reloj.

Jueves

GOD SAVE BRITANNIA

Como cualquier conservador británico, Boris Johnson puede recitar «Ríos de Sangre», el discurso pronunciado hace cincuenta años por Enoch Powell en el que pronosticaba la desaparición de Gran Bretaña si no se contenía el alud inmigratorio. El Brexit es heredero de ese temor y Boris Johnson su albacea, con lo que ahora resuena el eco de «Gran Bretaña no puede inmolarse en su propia pira funeraria» cuando anuncia que vetará la llegada de trabajadores poco cualificados o que no sepan hablar inglés. No hace distinción entre inmigrantes por su país de procedencia, aunque los residentes comunitarios tendrán un plazo para regularizar su situación tras el Brexit. En realidad, las restricciones migratorias son una imperial tradición británica como demuestra que dos de los países más extensos del mundo, Canadá y Australia, tengan menos población que España. Ahora, la presión demográfica se desplaza a una velocidad impensable para los pasajeros de un paquebote que tardaba varias semanas en cubrir el trayecto entre Calcuta y Londres. Lo crucial no es una supuesta amenaza a la pureza cultural o étnica, sino si el país de acogida puede prescindir de la mano de obra extranjera y volver a la media hora de descanso para tomar el té en el andamio.

Viernes

EL OCTAVO ARTE

Cada vez que escucho una arenga de Nicolás Maduro a sus encamisados con bates de béisbol recuerdo una película mejicana indescriptible que vi de niño en la que Jesucristo llamaba «mis cuates» a los doce apóstoles. La epístola de hoy ha girado alrededor de la peripatética ministra Delcy Rodríguez, a quien Maduro ha agasajado con deje guasón como la nueva estrella de la televisión española. Se refería al estrambote del aterrizaje en Barajas de la ministra y la entrevista con su colega Ábalos, el coprotagonista de esta intriga de terminal con desenlace abierto. A su pesar, Ábalos también ha alcanzado el estrellato televisivo y ahora sólo resta incluirlo en el reparto de «Supervivientes» o en el de «Sé lo que hiciste en Barajas». Lo incuestionable es que la derecha ha olisqueado sangre y Ábalos no quiere o no puede aclarar el «vis a vis». Estas zarzuelas con argumento desbocado casi siempre provocan un creciente bostezo colectivo en el patio de butacas e indiferencia por el destino de tenor, soprano, coro, orquesta y apuntador. Lamento decirlo, pero los únicos que parecen estar disfrutando de la función son Maduro y sus cuates.

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