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Joaquín Rábago

¡Más carriles bici y menos coches aunque sus motores sean de la última tecnología!

La filial española del gigante alemán Volkswagen ha pedido a nuestro Gobierno que subvencione la compra por los ciudadanos de vehículos con motores de combustión, ya sean de diesel o gasolina, pero dotados de los últimos avances tecnológicos.

Se trata, según explican los directivos de la empresa, de contribuir a la renovación del obsoleto parque automovilístico español para luchar más eficazmente contra el cambio climático.

Se pretende pues que el dinero de los contribuyentes españols ayude a vender sus nuevos coches a la misma empresa que protagonizó el escándalo mayúsculo conocido como Dieselgate.

Aunque a la velocidad a la que suceden los acontecimientos, hoy tendemos a olvidar rápidamente muchas cosas, recordemos que aquel escándalo consistió en el trucaje de los motores de diesel para engañar a las agencias medioambientales de todo el mundo.

Gracias a un software oculto, cuando los vehículos estaban en el banco de pruebas, se reducían las emisiones del motor de modo que fingiesen contaminar menos que lo que en realidad contaminaban menos que lo que contaminaban en carretera.

La justificación que esgrimen ahora los directivos, preocupados por la caída de ventas en España es que los coches eléctricos están por el momento, debido a su precio, fuera del alcance de muchas familias. De ahí que Volkswagen pretenda además que se les aplique un IVA cero.

Coincide la noticia de las ayudas solicitadas por Volkswagen con otra procedente de París: la alcaldesa de la capital francesa, la gaditana de nacimiento Anne Hidalgo, que se presenta este mes de marzo a nuevas elecciones, apuesta por impulsar allí l uso de la bicicleta.

"El mundo ha cambiado. Nuestras vidas han cambiado. La urgencia ecológica impone soluciones nuevas para desplazarse, alojarse, alimentarse, trabajar y cuidarse. Soluciones nuevas para vivir juntos", reza el programa electoral de la política socialista.

Quiere Hidalgo suprimir 60.000 plazas de aparcamiento en la calle - de las 133.000 que hay en la actualidad-, lo que servirá para abrir nuevos carriles bici y ensanchar aceras de forma que las calles puedan ser utilizadas por los ciclistas, aproximándose así a lo que ya sucede en ciudades pioneras como Ámsterdam o Copenhague.

En su manifiesto electoral se advierte además de que París puede sufrir episodios de calor de hasta 50 grados centígrados en verano, lo que exige adoptar otras medidas urgentes, entre las que destaca, por ejemplo, la plantación de al menos 150.000 árboles en los seis próximos años.

En lugar de seguir incentivando la venta de coches con motor de combustión, aunque sea de la última tecnología, lo más urgente, al menos en las zonas urbanas, es animar al uso tanto de la bicicleta como de los transportes públicos dotados de motor eléctrico.

Claro que para ello hace falta políticos como Hidalgo y no como la presidenta de la Comunidad de Madrid, quien, colmo de la estulticia o el cinismo, declaró recientemente que la contaminación no mata. El ejemplo nefasto de Donald Trump parece cundir en nuestra derecha.

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