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Luis M. Alonso

Sol y sombra

Luis M. Alonso

Un mundo poco acogedor

Las diferencias en materia migratoria están en la propia representación escénica y el estrecho margen que brinda el oportunismo como sucede hoy en día con tantas otras cosas en la política. Son diferencias gestuales que irremediablemente se irán limando con el tiempo en las relaciones de los socios de Gobierno de este país o, cuando la ocasión lo requiera ensanchando, simple y aparentemente por razón de conveniencia para distinguirse ideológicamente. Hablamos creo de paripé, el que Pablo Iglesias invoca para oponerse al endurecimiento de las leyes de asilo subido a un caballo del que todavía no se puede bajar Unidas Podemos. Los socialistas superaron enseguida las diferencias que les separaban del Partido Popular poco tiempo después de tomar contacto con la realidad y de los primeros numeritos montados por Sánchez, tras la moción de censura a Rajoy, en la crisis del Aquarius de 2018. Apenas catorce meses después se producía el vuelco con el Open Arms, y en la actualidad son las mismas devoluciones «en caliente» de cualquier otro lado para los que se cuelan ilegalmente y vallas más altas con el fin de disuadirlos. El propio Grande-Marlaska, sin darle opción a la duda, manifestaba, tras la sentencia de Estrasburgo favorable a las devoluciones inmediatas, que la violencia es el límite al ejercicio de los derechos fundamentales, refiriéndose a la que supuestamente emplean los inmigrantes para saltar las vallas de Ceuta y Melilla. Europa se convierte en un fortín para detener la inmigración masiva de los refugiados africanos y asiáticos, mientras que el Reino Unido endurece sus condiciones para los inmigrantes de la UE exigiéndoles contratos de 30.000 euros y un alto nivel de inglés. El mundo se está haciendo un lugar cada vez menos acogedor.

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