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La andanada

Sevilla como espejo del toreo

Es el monótono destino hacia el que quienes mandan, empresarios y primeros nombres, quieren llevar a la fiesta

A buen seguro que nada nuevo les cuento si hablamos de la próxima Feria de Abril de Sevilla. Con la entrada repentina de Talavante tres tardes en el abono hispalense, el cogollo de figuras sufrió no un vuelco, pero sí una zozobra considerable, sobre todo al salir Pablo Aguado, revelación de la edición de 2019 y sevillano de pura cepa, para más inri, de la combinación del Domingo de Resurrección, el cartel de campanillas en que todo torero que se precie quiere figurar. De trasfondo, un hecho evidente: Ramón Valencia, empresario de la plaza y apoderado de Roca Rey, no quiere, a lo que se ve, que su torero se las vea con Aguado, quizá porque la tarde de la revelación el año pasado conllevó un eclipse importante hacia su poderdante. La supuesta razón oficial del desencuentro fue la inclusión sí o sí del hierro de Garcigrande, que no parece muy del gusto del diestro nacido a las orillas del Betis.

Lo peor de todo ese rifirrafe es que, a la postre, al aficionado se le escamotea la posibilidad de ver medirse en el ruedo, frente a frente y ante el toro, a los dos toreros que más pasiones levantan en el panorama actual, y que han venido a poner en duda el trono de los Juli, Manzanares, Castella, Perera y Morante, dueños absolutos durante casi dos décadas, o sin el casi. Con el permiso del sempiterno Enrique Ponce. En el año en que se celebra el centenario de la muerte en el ruedo de Joselito « El Gallo», parece un insulto a la historia este hecho de evitar que se midan las fuerzas de ambos toreros. Precisamente el diestro de Gelves protagonizó la conocida como Edad de Oro del toreo por su inteligente competencia con Juan Belmonte. Ambos se entendieron como complementarios, nunca como enemigos. Un siglo después todavía algunos tienen mucho que aprender en mercadotecnia y habilidad. En lugar de estudiar tanto el aparente «fenómeno José Tomás», que llena una o dos tardes al año la plaza que él elija, que se pregunten por qué José y Juan, Juan y José, colmaron durante varios años no solo las ambiciones empresariales sino (y sobre todo) las ilusiones de los aficionados, y llevaron a su mayor gloria la tauromaquia de todos.

Del resto de toreros, están casi todos, con matices, menos Paco Ureña. En cuanto a la presencia alicantina, Manzanares sigue siendo el único bastión y sigue contando, sin duda, entre los más preciados del escalafón. Tres tardes en la temporada. Dos en la feria, la primera el viernes 24 de abril, ante reses de Garcigrande junto a Antonio Ferrera y El Juli (cerrando cartel: nótese el detalle); la segunda, el sábado 2 de mayo, ante astados de Núñez del Cuvillo y acompañado por Sebastián Castella y Roca Rey. La tercera cita queda para San Miguel, el 26 de septiembre, con toros de Victoriano del Río junto a Enrique Ponce y, de nuevo, Roca Rey. Por cierto que, para esas septembrinas fechas, queda la combinación quizá más rematada de todo el año, con Morante de la Puebla, Diego Urdiales, Pablo Aguado y animales de Juan Pedro Domecq.

En cuanto al ganado, impera la procedencia domecq en sus diferentes ramas, y quedan como escaso testimonio de la diversidad del campo bravo Victorino y Miura. Es el monótono destino hacia el que quienes mandan, empresarios y primeros nombres, quieren llevar a la fiesta. De poco vale que en tertulias y demás cónclaves se clame por la diversidad genética como argumento mollar a favor de la tauromaquia. Naranjas de la china, que diría aquel.

Por nuestras tierras también hemos tenido noticias de variado tono. La Peña Pacorro, con Carmen Méndez a la cabeza, llevó a cabo su gala de entrega de premios, que esta vez recayeron en el diestro Curro Díaz y el banderillero José Luis López « Lipi» y que contaron con nutrida representación institucional, con el alcalde Luis Barcala a la cabeza, acompañado por los concejales Mari Carmen de España y Manuel Jiménez. Y por otro lado, los Amigos de Nimes rememoraron al recién desaparecido José Luis Cuerda visitando en la provincia de Albacete los lugares donde se rodó la mítica cinta Amanece, que no es poco, así como apoyando la preparación de Francisco José Palazón. La afición, no nos cansaremos de decirlo, sigue dando ejemplo.

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