No hace falta acudir a ningún manual, basta el sentido común para saber que no se puede pretender apagar un incendio con gasolina. Y, sin embargo, eso es lo que acaba de hacer la patronal autonómica CEV, que preside Salvador Navarro y representa en Alicante el empresario Perfecto Palacio.
En Alicante existe todavía una organización patronal de ámbito provincial y que se reclama heredera de la antigua Coepa, la Unión Empresarial de la Provincia de Alicante (Uepal), que preside Juanjo Sellés. Uepal tuvo hace meses la suficiente inteligencia como para sumarse al movimiento de unidad empresarial y la CEV la suficiente visión como para ponerle alfombra en la entrada, a pesar de los recelos (no sólo territoriales, sino también de índole personal) entre los miembros de ambas entidades.
Hace unas semanas, Uepal cometió un grave error. Invitó a una de sus ejecutivas a un exvicepresidente de Coepa que ha mantenido reiteradamente no una actitud crítica ni de denuncia, sino simple y llanamente un discurso insultante contra los principales dirigentes de la CEV. Además, su junta directiva emitió un comunicado en el que, implícitamente, ponía en cuestión los acuerdos alcanzados para que Uepal se incorporase a la patronal autonómica.
Ese error de Uepal, mayor si cabe porque en realidad no tenía objetivo práctico alguno, fue respondido ayer por la CEV con otro de similar dimensión: exigir a Uepal poco menos que una profesión de fe y expulsar de sus órganos directivos a su presidente, el ya citado Juanjo Sellés. Ambas son medidas extremas, que en nada conducen a serenar los ánimos. Sellés jugó con fuego, es verdad, pero el único que se había quemado hasta aquí era él. Ahora, Navarro y Palacio vienen a echar otro hato de leña a lo que ya sólo eran rescoldos, como si quisieran avivarlos. Al final, los únicos que ganarán con esto serán los pirómanos que hay en cada bando. Cuánta torpeza por todas partes.
