El equipo de gobierno de Elche lleva dos años sin encontrar a nadie a quien endosarle el restaurante del Parque Municipal, un negocio que, si nos fiáramos de las bondades que nos cuentan los políticos de Elche, de sus potencialidades y posibilidades de negocio, nos lo tendrían que haber quitado de las manos hace mucho tiempo. Pero no, ahí está cerrado y echándose a perder en medio del Palmeral Histórico. Me consta que el alcalde, Carlos González, lleva tiempo intentando «colocárselo» a alguien y que ha hablado con restauradores para saber sus posibilidades y disponibilidades, y todas las opiniones le han llevado al mismo sitio: es un inmueble enorme, con un elevadísimo coste de mantenimiento. Lo que los profesionales llamarían el precio de levantar la persiana cada día. Que ahora nos planteemos hacer un estudio para saber cuánto haría falta para reflotarlo es, a estas alturas, un tanto absurdo y sólo hace que seguir demorando el darle una solución, si la tiene, que tal y como está la cosa, nadie se la encuentra. Hace meses ya planteé en otra opinión que igual había que sacar un canon a coste cero los primeros años para ver si la cosa tira porque más importante que lo que ingresemos por este alquiler en las arcas públicas (ya nos gastamos mucho más por otros sitios y con bastante menos rentabilidad) es la imagen de olvido y desidia que transmite a todo el que nos visita y a nosotros mismos. Ahora, según explica el concejal de Promoción Económica, la propuesta de solución se va a intentar dar «este año» y no tenemos aún ni ese informe sobre qué costaría reabrirlo para ajustar el canon que se quiere cobrar a un restaurante espléndido en el corazón del palmeral que no quiere nadie. ¿No da la sensación de que vamos dándole vueltas siempre a los asuntos sin solucionar nada?
