La casa de «Los Balcones» va a ser demolida, aún siendo edificio protegido desde 1987 en el Plan General de Ordenación Urbana, constando en el inventario de patrimonio arquitectónico local. Aún siendo así va a desparecer este resquicio de la arquitectura de casa solariega de recreo del campo de Salinas. Años de abandono y dejadez ha llevado a su pérdida total y nos induce hablar de ella, de sus propietarios y de su historia.

El primer dueño de la finca fue Federico Linares, afincado en Orihuela a mediados del siglo XIX, construyendo en su posesión una gran mansión en sus inicios, destinada a lugar de recreo. Más adelante se irían incorporando nuevas edificaciones destinadas al personal para servicios agrícolas y ganaderos y, también la torre adosada al edificio principal que, a pesar del tiempo, el abandono y estado ruinoso general del conjunto, aún se mantiene en pie. Disponía de numerosas habitaciones, todas ellas con balcones, de donde le viene que se la conociera como «Villa Balcones».

En segunda generación, Federico Linares Cardona, terrateniente nacido en Orihuela, sabemos por la prensa de la época que vino a Torrevieja en abril de 1889, para asistir al traslado de los restos fúnebres de Ramón Ruiz Lozano y Ramón Ruiz Capdepón, padre y hermano del entonces ministro de la Gobernación, Trinitario Ruiz Capdepón, al panteón para ellos levantado en el nuevo cementerio de Torrevieja.

En 1898, Linares fue designado, en Orihuela, Caballero Cubierto Porta-estandarte en la procesión del Santo Entierro de Cristo; y en 1899, fue nombrado vive-presidente de la Comunidad de Labradores. Estuvo casado con Elisa Martínez de León Rebagliato, fallecida 15 de mayo de 1900; muriendo él unos meses después, el 9 de febrero de 1901.

Su hijo Federico Linares Martínez de León, anfitrión de «Villa Balcones», fue el que más actividades sociales desarrolló en la finca, sobre todo estancias y banquetes celebrados en compañía de amigos, religiosos y correligionarios mauristas. En el «Libro de Visitas de Villa Balcones», entre los años 1914 y 1917, así como en la prensa, encontramos esplendidas notas y dedicatorias con frases de agradecimiento y comentarios sobre la belleza y magnificencia de la casa y heredad, autografiadas por personajes importantes como Ramón Plaza Blanco, obispo de Orihuela; los frailes franciscanos Eugenio de Valencia, Gregorio Mª de Alcoy, Emilio de Jijona, José María Dalmau y Antonio Martín; el alcalde de San Miguel de Salinas, José Pujol; el canónigo S eguntino José María Ferrer; Carlos Die Zechini y Carlos Pourtau; seguidores del político Antonio Maura. También fueron residentes en la villa: Antonio Balaguer, jefe de la Comunión Tradicionalista del Distrito; Juan Villaescusa de los mauristas; y el Marqués de Arneva, A dolfo Wandosell Calvache, etc.

El miércoles, 12 de enero de 1916, aparece publicada en la prensa una reseña de la estancia en «Los Balcones» de los concejales mauristas entrantes y salientes del ayuntamiento de Orihuela, y del diputado provincial José Germán, invitados por Federico Linares a un banquete centrado en un sabroso arroz. En varios coches se trasladaron los invitados a aquella morada donde fueron constantemente agasajados por su dueño. Acudieron también invitados por Linares los concejales mauristas de San Miguel de Salinas, quedándose también a comer con sus compañeros de Orihuela. Pasaron la mañana hablando, como era natural, de política y de los acontecimientos recientes acaecidos en el ayuntamiento de San Miguel y que fueron referidos por su alcalde José Pujol y por el simpático Paco Pujol, comentarios que agradaron a todos aquellos partidarios políticos. Linares Martínez de León falleció siete años más tarde, el 3 de enero de 1923.

La cuarta generación la encabezó Federico Linares Pescetto, designado, al igual que a su padre, Porta-estandarte de la procesión del Santo Entierro en la semana Santa de 1928. En 1932, presidió en Orihuela el partido político Acción Nacional, formando parte de la Derecha Liberal Republicana, partido de antiguos dirigentes monárquicos, intentando captar el favor de las clases conservadoras temerosas del efecto revolucionario aceptando el régimen republicano. Formaron parte, entre otros, de este sector derechista Francisco Germán Pescetto y Eduardo Almunia Roca de Togores.

Se forjaron débiles alianzas entre los partidos monárquicos, a los que se acabaron uniendo los radicales de Ricardo García y el republicano independiente Joaquín Chapaprieta, veterano político torrevejense que tuvo su momento de gloria intentando la unión circunstancial de las derechas comarcales.

Pero dejando la política de lado y meditando el lado bucólico y religioso que empañaron aquellas estancias en «Villa Balcones», destacan las letras de Francisco Frutos Valiente, fundador del periódico «La Verdad» de Murcia en 1903, y que visitó la finca y disfrutó de «Villa Balcones» en septiembre de 1920, cuando había sido recientemente nombrado obispo de Jaca: «En Villa Balcones, con en esta hacienda reinante y luminosa, y espléndida, y con un mirador bellísimo desde donde se contempla el 'mare Nostrum' y la 'terra nostra', el mar de la civilización y la tierra de la pronunciación de España o lo que menos vale, no la misma hacienda y lo que valoran más sus propietarios y herederos; por las almas de como por estos balcones suntuosos, limpios y grandes se ve una gran honradez y una cultivada piedad que con el horizonte divino de los espíritus, y hasta se vislumbra el mar inmenso de la perfección -que es Dios- y la 'tierra nueva' por el Este preparada para los juicios que inmortalizará en su gloria, su vida y su luz, que es el cielo».

Pasado el tiempo -a finales de los años sesenta del pasado siglo- se convirtieron estas tierras en la urbanización «Los Balcones», "reinante y luminosa", como dijo Francisco Frutos, reconvirtiéndose en la «Urbanización modelo», de la mano de Antonio Sánchez Llanos y Acacio Rebagliato Pamies, propietarios de la mercantil Los Balcones S.A (Balcosa), quedando «Villa Balcones» olvidada y sumida hoy en la ruina.