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De entre las borrascas

Lunes

SABIDURÍA

Si la Tierra pertenece al viento ( Rodríguez Zapatero), el dinero es de todos ( Montero) y ahora los padres no son dueños de sus hijos ( Celaá), un padre terrateniente con libreta de ahorros debe de ser un marciano. El alboroto provocado por el «pin parental» murciano es otro episodio del farragoso conflicto entre los valores y creencias familiares y los de la opinión social mayoritaria que el Estado se encarga de inculcar. El asunto no ofrece mayores dificultades cuando la disputa enfrenta a fundamentalistas bíblicos con quienes sostienen que el ser humano desciende del mono; a la inversa, tampoco cuando el libro de texto de las escuelas es el Mein Kampf o el Libro Rojo de Mao. Pero entre ambos extremos existe un brumoso océano repleto de incertidumbres si el código ideológico institucional es rechazado por buena parte de sus receptores. ¿Debe prevalecer el criterio de los padres o el del Estado? La respuesta exige establecer un principio general que personalmente me resulta inalcanzable. El poeta Wilmot escribió que antes de casarse tenía seis teorías sobre cómo educar a sus hijos; ahora tenía seis hijos y ninguna teoría.

Martes

REFUGIO PARA OSOS

A las cinco de la madrugada me ha despertado «Gloria», aunque ni siquiera una mujer puede armar tal estruendo. El relámpago era simultáneo al trueno, las ventanas crujían tras el estallido, la lluvia tintineaba sin tregua y las ráfagas de viento se arremolinaban en el patio silbando con empaque de terror cinematográfico. Siento un caballeroso respeto por las tormentas y he saltado de la cama para refugiarme en el baño. No existe ninguna razón científica por la que un aseo atraiga los rayos menos que un dormitorio, pero tiendo a identificar el primero con una habitación del pánico meteorológico y allí ha transcurrido mi amanecer, con una manta sobre los hombros y sentado en el bidet que tanto sorprende a los estadounidenses. Hay fenómenos naturales esplendorosos como la aurora boreal, pero la mayoría suelen aparejar devastación, estragos, molestias impertinentes y vigilias de duración directamente proporcional al grado de cobardía del interesado. Había agotado mi repertorio de plegarias y me ha dado por pensar en esa aldea siberiana invadida por osos polares que el deshielo ha ahuyentado. Según el profesor Olcina, tanto «Gloria» como el éxodo plantígrado son consecuencias del cambio climático, pero, si me dieran a elegir, yo preferiría dormir con un oso polar en el dormitorio.

MIércoles

TODOS A LA CALLE

Admito que he subestimado la intrepidez de Sánchez. Nunca imaginé que pudiera plantear la reforma del Código Penal para poner en la calle a un delincuente, que es el escueto motivo por el que propone reducir la pena por el delito de sedición perpetrado por Junqueras, el reo imprescindible para que cuadren las cuentas parlamentarias. Una vez descartado el indulto por excesivamente escandaloso incluso para los estándares del Gobierno actual, asumido que los jueces son obstinadamente partidarios de aplicar la ley y descontado que una catarata de beneficios penitenciarios no resuelve el problema de la reincorporación del condenado a la vida política, la única opción es adaptar el aforismo del Conde de Romanones a la incómoda coyuntura: «Que ellos hagan la ley y yo haré el reglamento». Es grandioso en la faceta menos honorable del adjetivo, pero a la vez de una sencillez incuestionable. Barrunto que, si Junqueras hubiese sido condenado por robarle el bolso a una anciana, la reflexión del portavoz del Gobierno en rueda de prensa habría sido «algo habrá hecho la vieja».

Jueves

ÉRASE UNA VEZ

Uno de los argumentos más indiscutibles con que Steven Pinker fundamenta su fe en el constante progreso humano es el incremento de la esperanza de vida como consecuencia de los avances médicos. Tomemos el caso de la epidemia de gripe detectada hace cuarenta y ocho horas en Wuhan (China), que ha provocado diecisiete muertes y medio millar de afectados. Se cree que el origen de la enfermedad son los murciélagos, una delicatessen de la gastronomía china, aunque el país presenta un historial variado como foco de enfermedades. A nosotros nos parece comprensiblemente amenazadora cualquier epidemia de efectos letales por remota que sea, con mayor motivo si se sospecha que ya ha viajado a Japón y Estados Unidos, pero tendemos a ignorar la reacción fulminante de las autoridades, la activación de protocolos internacionales o la baja tasa de mortalidad entre los afectados. No es necesario evocar pestes medievales para trazar una evolución reconfortante: hace sólo cien años, la «gripe española» causó cincuenta millones de víctimas, más que la I Guerra Mundial finalizada unos meses antes. ¿Imaginan a Matías Prats abriendo el informativo con «ya son cincuenta millones las víctimas de la gripe china»?

VIernes

UN TIPO CORRIENTE

Como todo rumor estrafalariamente inverosímil, debe de ser cierto que Mariano Rajoy aspira a la presidencia de la Federación Española de Fútbol. Otros políticos notables también han deslizado sus biografías hacia parajes insospechados. Pienso en Valls, que de sofisticado primer ministro francés ha pasado a concejal ruidoso pero irrelevante en Barcelona. En muchos sentidos, la presidencia de la FEF se ajusta como un guante de gamuza a los hábitos de Rajoy, cuya lectura predilecta es la prensa deportiva, fuma puros con la soltura de un directivo en el palco y siempre ha respetado la jornada funcionarial en que las horas constan de cincuenta y nueve minutos. Despejada pues su idoneidad para el cargo, sólo resta preguntarse el porqué un expresidente del Gobierno y registrador de la propiedad quiere organizar el calendario de Segunda B y viajar con Luis Enrique a las Islas Feroe. Mi sospecha es que a Rajoy siempre le ha gustado más el fútbol que la política o la Ley Hipotecaria. Un español de pura cepa, vaya.

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