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El niño es mío

¿De quién son los niños, de sus papás, de la sociedad o de las redes? No hay empeño más bobo que el de querer hacer hijos a imagen y semejanza de uno. Así solo se logra que se aparten más, pero será peor si el empeño triunfa: las más de las veces saldrá un inválido mental y social. En cuanto al Estado, tiene la obligación de fabricar ciudadanos bien hechos, pero los profes comparten con los papás el papel de malos de la película en el imaginario del adolescente (hoy ya casi del niño), que quiere vivir su propio cómic. Antes los niños se perdían (o se encontraban a sí mismos, otro modo de verlo) en la calle, y hoy lo hacen en las redes. O sea, donde los niños se pierden o se encuentran es donde no haya papás ni profes, fuera del programa, de la contraprogramación vía pin y de la pugna por la propiedad de su personita. Pillados en las redes, acabaran en la cazuela, pero ese es otro asunto.

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