Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El traje del emperador

Mediocracia, cuando el poder no está en manos de los mejores

Lo que de verdad importa no es evitar la estupidez, sino adornarla con la apariencia de poder, nos advierte el autor de Mediocracia. Y a la deriva de esta afirmación y otras necesarias reflexiones y análisis, Alain Deneault disecciona esta realidad narcotizada y artificialmente creada que nos ofrecen medios, política, cultura, instituciones y paisajes hasta reducirla a su más simple formulación: "No queda rastro alguno por el orgullo del trabajo bien hecho". Son estos otros tiempos y otra mentalidad. "Nadie ha tomado la Bastilla, ni ha prendido fuego al Reichstag, el Aurora no ha disparado una sola descarga. Y, sin embargo, se ha lanzado el ataque y ha tenido éxito: los mediocres han tomado el poder", constata Deneault. El autor nos ofrece diversas claves para comprender la magnitud de este hecho de dimensiones apocalípticas que nos afecta en todos los sentidos y órdenes. No solo el marketing, la ingeniería social o los lobbies han fagocitado toda capacidad crítica, el propio individuo se ha convertido en masa informe que ampara, protege y ensalza los valores más bajos, abyectos y estúpidos del ser humano ("El oportunismo es hoy una necesidad ajena a la persona, pero requerida por la sociedad"). La estupidez es encumbrada y el sistema se alza sobre este gran logro. "La mediocracia nos anima de todas las maneras posibles a amodorrarnos antes que a pensar, a ver como inevitable lo que resulta inaceptable y como necesario lo repugnante. Nos convierte en idiotas", escribe el filósofo canadiense. No es necesario aclarar aquí a quién puede favorecer este estado de desconcierto y sumisión sobre el que se sustenta la estupidez asumida. Situación que provoca la marginación y exclusión de quien manifiesta su disconformidad y aplica códigos de resistencia y crítica ante un orden con el que no siente identificado. "Aquellos cuyas mentes no participen de semejante farsa serán excluidos y esta exclusión, naturalmente, se llevará a cabo de manera mediocre, a través del rechazo, la negación y el resentimiento. Este tipo de violencia simbólica es un método constatado y comprobado". Para que este orden se establezca es imprescindible la cooperación de varios cuerpos amparados en los mismos códigos y cobardía. Ese modo de "seguir el juego" de la mayoría, condena el autor de Mediocracia. La precariedad, la prisa, la urgencia de estos tiempos impiden un pensamiento claro, atento, única defensa ante esta epidemia silenciosa que ha avanzado hasta tomar el poder. "Desde el primer momento, el dinero financia una forma muy significativa de represión: la de tener que permanecer callado". Los medios de comunicación ejercen una fuerza alienadora, separando, aislando. En opinión de Deneault, "la realidad se disfraza, se trocea, se encuadra y se formatea, y la televisión nos la sirve a domicilio como un producto para que no tengamos que vivirla ni experimentarla". Ya no podemos distinguir la verdad de producto alguno. Pero aún podemos cambiarla. La receta es "deja de indignarte y pasa a la pregunta siguiente" Cuestiona, aplica el pensamiento crítico, toma conciencia, piensa.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats