Esta ley, la de Uso y Enseñanza del Valenciano, fue aprobada el 23 de noviembre de 1983 por todos los grupos parlamentarios del momento a propuesta del PSPV PSOE sin ningún voto en contra. En aquellos años, y a partir de entonces, se realizaron todo tipo de iniciativas culturales de manera multidisciplinar que han permitido asentar la cooficialidad de ambas lenguas en nuestra Comunidad.

Sin embargo, no todo fue un camino de rosas, también hubo puños y no precisamente de los que sujetan la rosa del partido mayoritario que la promulgó€

Se promovieron todo tipo de movilizaciones por parte de Coalición Popular, ¿les recuerda algo ese nombre?, para evitar la aprobación de esta ley. Esas manifestaciones no fueron multitudinarias pero allí estuvieron. Treinta y siete años después, la historia se repite. Ahora con la ley del Plurilingüismo. Esta tergiversación tan retorcida a nivel lingüístico, en cuyo discurso parece ser experta la derecha extrema y popular, nos hace olvidar la esencia de que una lengua es una riqueza cultural dentro de la Comunidad a la que pertenece.

Por otro lado, los representantes políticos que tan alegremente hablan de imposición del valenciano pero que tienen el nombre de su partido en latín y que pretenden que desandemos el camino rodado que los demócratas emprendieron juntos hace casi cuatro décadas, deben ser conscientes que si se conocen dos lenguas en profundidad es más fácil aprender una tercera, y así sucesivamente. Es evidente que si en nuestra tierra tenemos esa oportunidad, aprovechémosla para saber más y mejor, tanto el valenciano como el inglés o cualquier otro nuevo idioma. Porque de eso se trata, de seguir avanzando en el saber de las lenguas para mejorar nuestros conocimientos. Ése el objetivo. Y en el aprendizaje del valenciano, nuestra lengua propia y cooficial, tenemos una gran oportunidad para ello.

Vaya como ejemplo que antes de mi aventura política como diputada autonómica, tuve el honor de ser profesora en la Facultad de Educación en la UA. Es importante reseñar que se me acercaban alumnas de la línea en valenciano provenientes de la Vega Baja, tierra acogedora y emprendedora comarca que acaba de sufrir un malhadado impacto, y me explicaban que estaban haciendo un esfuerzo por aprenderla, que no habían tenido oportunidad de conocerla y sentían que no tenían las mismas oportunidades, pero que les encantaba. Ése el camino, desde el respeto y la tolerancia. Y os lo dice alguien que es castellano-hablante, alicantina de nacimiento y bilingüe, "per decisió i convicció".

Cómo diría Ismael Serrano, en su canción "Si se callase el ruido", dedicada a la intolerancia: "Ruido de inquisidores, / nos hablan de libertades / agrietando con sus gritos / su barniz de tolerantes."