Con cierta frecuencia, los pescadores que faenaban en la bahía de Alicante recogían con sus redes ánforas y restos de objetos antiguos que, una vez en tierra, vendían a coleccionistas. El 3 de abril de 1897 el diario «El Nuevo Alicantino» informaba de que estas ánforas solían venderse por cinco duros el ejemplar. Estos hallazgos fortuitos eran más frecuentes en la Albufereta, donde se decía que había estado el puerto de la ciudad romana de Lucentum.

Este libre comercio de ánforas y objetos antiguos rescatados del mar fue prohibido por la Ley del Tesoro Artístico de 1933. Un año antes, el 17 de enero de 1932, había sido inaugurado el palacio de la Diputación Provincial, en cuya planta baja se hallaba el Museo Arqueológico Provincial de Alicante.

Aunque en la prensa alicantina habían aparecido noticias a finales del siglo XIX de recogidas de objetos antiguos en aguas próximas a la isla de Tabarca, fue J osé Belda Domínguez, el padre Belda, quien dirigió en 1958 la primera prospección arqueológica submarina en esta isla, con ayuda de buceadores locales. Fue descubierto al noreste de Tabarca un «campo de ánforas romanas» a una profundidad de entre 2 y 4 metros, con una longitud de 350 metros de largo por 150 metros de ancho. Además, los tabarquinos informaron al padre Belda de la existencia de más ánforas en el cercano islote La Nau, entre la pradera de posidonia oceánica. Las ánforas rescatadas fueron trasladadas al Museo Arqueológico Provincial. También fueron depositadas en este museo las ánforas de distintas épocas y de procedencia subacuática que le fueron compradas en 1971 al antiguo museo de cerámica que poseía José Ramón Quiles en la calle Toledo.

En mayo de 1973, veinte buceadores del Grupo de Investigaciones Subacuáticas de Educación y Descanso de Alicante rescataron un ancla romana en aguas de Tabarca. Entre los años 1985 y 1987, Asunción Fernández realizó prospecciones submarinas en la isla, recuperando en el extremo oriental ánforas de tipología romana y otras de tipología incierta.

Cinco años después de aprobarse el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana, en el que se recogía la competencia en exclusiva del patrimonio arqueológico por parte de la Generalitat, la normativa sobre arqueología subacuática se desarrolló mediante Orden de 31 de julio de 1987.

En 2000 fue inaugurado el nuevo MARQ, situado en el antiguo edificio que ocupara el hospital de San Juan de Dios. Dos años más tarde fue inaugurada en el museo la sala dedicada a la arqueología subacuática.

El 2 de noviembre de 2001 se celebró en París la Convención de la UNESCO sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, en la que se creó un Consejo Consultivo Científico y Técnico que se reunió por primera vez en 2009 en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática.

En 2002, realizándose el encauzamiento del barranco de la Albufereta, fueron descubiertos vestigios del muelle ibérico del Tossal de les Basses y del puerto romano de Lucentum. El mismo año fue encontrado cerca de la playa de la Almadraba un pecio romano (conocido como Albufereta I o El Guanche) con ánforas y una tonelada de lingotes circulares de cobre.

En 2005, gracias a prospecciones promovidas por el MARQ, se encontraron en la Albufereta 84 monedas de vellón y cobre romanas de la primera mitad del siglo IV de nuestra era, así como dos pecios más modernos en el Cabo de las Huertas: el llamado de las Pizarras (porque portaba paquetes de este material), un pailebote de mediados del siglo XIX, aproximadamente; y el de los Sillares (por llevar 19 sillares de grandes dimensiones), de entre los siglos XV y XVII.

Tras el hallazgo en 2007, como consecuencia de las obras del emisario de aguas residuales, de vestigios romanos entre Tabarca y Santa Pola, se realizaron en años posteriores prospecciones que sirvieron para rescatar más restos de ánforas en el lugar denominado Freu de Tabarca.

El MARQ catalogó por primera vez en junio de 2011 restos subacuáticos de hasta la II Guerra Mundial.

En 2012 fue hallado cerca de la playa de San Gabriel un cañón de hierro partido, de entre los siglos XVII y XVIII. Un año después, arqueólogos del MARQ encontraron cerca del fondeadero de Tabarca un cepo de ancla romana.

PECIOS Y DEMÁS VESTIGIOS SUBACUÁTICOS EN LA BAHÍA ALICANTINA

Época prerromana

En la Illeta dels Banyets (El Campello): ánforas y cerámicas datadas desde el s. VII antes de nuestra era.

En la Albufereta (Tossal de les Basses): estructuras portuarias, ánforas y un ancla de piedra desde el s. VII antes de nuestra era.

Época romana

En la Albufereta: muelle de sillería de Lucentum (Tossal de Manises), ánforas y monedas de entre los siglos I y VI de nuestra era; y pecio Albufereta I o El Guanche, de en torno al año 70.

En Tabarca: campo de ánforas y cepo de ancla.

Época islámica

No existe ningún resto subacuático del embarcadero islámico de Laqant. Tampoco se ha hallado ningún vestigio submarino de esta época en las aguas de Tabarca.

Edad Media cristiana

Tampoco se han encontrado restos arqueológicos subacuáticos de cuando la ciudad perteneció al reino de Castilla y a la Corona de Aragón, anteriores al siglo XV.

Edad Moderna

El muelle correspondiente a esta época desapareció cuando la ciudad ganó terreno al mar con la construcción de nuevas murallas. Como es bien sabido, el mar llegaba antiguamente hasta la plaza de las Barcas (ahora Gabriel Miró) y la plaza del Mar (actual plaza del Ayuntamiento). Prueba de ello son los materiales hallados por el padre Belda en los niveles freáticos de la actual Audiencia Provincial (cerámicas de los siglos XV y XVI) y los materiales recogidos en el solar donde estaba el hotel Palas (cerámicas de los siglos XVI y XVII, lozas del XVIII, pipas de espuma de mar y estacas de madera de un antiguo malecón o astillero).

En el Cabo de las Huertas: el ya mencionado pecio de los Sillares.

Época Contemporánea

En el Cabo de las Huertas: el también mencionado pecio de las Pizarras.

En Alicante (playa de San Gabriel): cañón de hierro fragmentado en dos partes.

En Tabarca: anclas de los siglos XVIII y XIX. A poco más de dos millas al sureste de la isla se halla el pecio del SS. Glencliffe, de bandera británica, hundido el 12 de abril de 1917 por el submarino alemán U-52 que mandaba el capitán Hans Walther, que actualmente está siendo estudiado por arqueólogos submarinistas del MARQ.

Fueron muchos los barcos hundidos en nuestra costa por los submarinos alemanes durante la I Guerra Mundial. El pecio del SS. Mardinian británico se halla frente a Santa Pola (a 4 millas de Tabarca) y el del SS. Ville francés está cerca de Guardamar (a 9 millas de Tabarca), ambos hundidos por el submarino U-34 mandado por Johannes Klasing. Entre Cabo de las Huertas y Villajoyosa hay seis pecios de barcos hundidos por el U-64 capitaneado por Robert Moraht: dos de bandera británica, dos italianos, uno estadounidense y otro noruego.

Pecios aún no encontrados

El 4 de agosto de 1860, el inventor riojano Cosme García sumergió en el puerto de Alicante el Garcibuzo II, un prototipo de submarino que, pese a superar la prueba de demostración, no despertó el interés del Gobierno de Isabel II. Tras pasarse más de dos años atracado en el muelle alicantino, el Gacibuzo II fue hundido por un hijo de Cosme García. Su pecio no ha sido buscado. Se cree que debió ser aplastado por los escombros que sirvieron de relleno para el nuevo dique de Poniente.

Bajo el mando del comandante Lothar von Arnauld de la Perière, el submarino alemán U-35 hundió en 1917 los barcos italianos SS. Oceania y SS. Prudenza en la costa alicantina, pero sus pecios no han sido encontrados.

En 2013, el MARQ publicó la «Guía del patrimonio arqueológico subacuático de Alicante», con textos de los arqueólogos Rafael Azuar, José Lajara, Omar Inglese y Roberto Ferrer. El MARQ está desarrollando una actualización de este patrimonio arqueológico subacuático durante los últimos años. Ciertamente sería preciso realizar una prospección sistemática de la bahía de Alicante.

Mi especial agradecimiento al arqueólogo submarinista Omar In-glese.

www.gerardomunoz.com