El conflicto de Afganistán sigue siendo el más letal del mundo para los niños. En los primeros nueve meses de 2019, más de 2.400 niños resultaron muertos o heridos, lo que representa un aumento del 11% respecto al mismo período de 2018». Llevan décadas de guerras. Hace cuarenta años con los soviéticos, enfrentados a Al Qaeda -apoyada por EE UU-; luego las fuerzas internacionales y los propios americanos son las fuerzas de ocupación, empantanadas igual que estuvieron los soviéticos. Intentan acabar con la producción de opio como sistema fundamental de obtención de recursos. La ONU ha llamado decenio de transformación 2015/2024 a su plan de intervención, realmente con pocos logros, si acaso evitar el agravamiento de la situación.

El pasado día 10 de diciembre el secretario general de la ONU presentó un informe al Consejo de Seguridad del último año A/74/582- S/2019/935 en el que analiza los principales acontecimientos. Las elecciones presidenciales, las conversaciones que EE UU mantenía con los talibanes y la situación humanitaria que siguió deteriorándose y se estimó que habrá 9,38 millones de personas que requerían asistencia en 2020, frente a 6,3 millones en 2019. En la segunda quincena de diciembre, el Consejo de Seguridad acordó la resolución 2501(2019) en la que refuerza la autoridad de su Comité Delegado para perseguir a los principales responsables de la producción de drogas en Afganistán. Pone a sus órdenes el equipo analítico y de vigilancia de las sanciones para que le siga prestando apoyo en los próximos meses y respalda a la UNAMA (Misión de Asistencia de las Naciones Unidas para Afganistán).

El informe del secretario general presenta cinco aspectos principales: políticos, seguridad, cooperación regional, derechos humanos y asistencia al desarrollo. En este último constata que las necesidades humanitarias siguieron aumentando en Afganistán por la continuación de la violencia que acarrea desplazamientos internos, mayor inseguridad alimentaria y una escalada de la pobreza. «La mitad de la población de Afganistán (aproximadamente 17 millones de personas) vivía en zonas sumamente afectadas por el conflicto», solo en los tres meses últimos se produjeron más de 128.000 nuevos desplazamientos lo que supone que 365.000 personas habían huido de sus hogares en 2019, casi el 60% eran niños. Desde 2012 los desplazados son cuatro millones de personas. La ONU estima que, en 2020, 14,3 millones de personas estarían en situación de crisis o de emergencia por inseguridad alimentaria. Las principales causas del empeoramiento de la situación era la persistencia de los conflictos y los desplazamientos y el bajo acceso a una atención de la salud y servicios de saneamiento adecuados. Las asociaciones humanitarias estiman que para prestar asistencia a 7,12 millones de personas necesitadas de estos servicios necesitarán 732,6 millones de dólares de financiación. En 2019 apenas se ha recibido el 70% de la ayuda comprometida para ese año. La ayuda internacional es casi la mitad el PIB.

En septiembre se celebraron elecciones presidenciales con una participación inferior a las anteriores parlamentarias. Los talibanes amenazaron con atentados para boicotear la celebración de las mismas. La inseguridad ha sido creciente: han habido numerosos incidentes, enfrentamientos armados que superan los del año anterior teniendo gran repercusión los de carácter suicida -son la principal causa de bajas civiles- protagonizados en gran parte por el Estado Islámico en Irak y el Levante provincia de Jorasan (EIIL-PJ), y los talibanes que se enfrentan a las fuerzas militares afganas e internacionales sin que, según la ONU, ninguno de los contendientes logre hacer conquistas territoriales importantes.

Las negociaciones entre el gobierno afgano y los talibanes están paralizadas desde que Donald Trump el pasado día 7 de septiembre canceló las negociaciones de paz entre los Estados Unidos y los talibanes. No se han podido reanudar a pesar de la celebración el 22 de una reunión europeo-norteamericana; y el día 25 de octubre, en Moscú, una reunión entre representantes especiales de Afganistán, China, EE UU, Rusia y Pakistán.

La UNAMA sigue realizando gestiones a nivel nacional como reforzar y mejorar el funcionamiento de la administración y de la justicia afganas. Tiene un papel fundamental en organizar conferencias y reuniones para conseguir una participación significativa en el proceso de paz de las mujeres afganas. Potenciar las relaciones regionales con China -inaugurando una línea de ferrocarril- y Pakistán, mejorando el comercio internacional. «Las medidas para combatir eficazmente la economía ilícita, luchar contra la corrupción y mejorar la seguridad serán fundamentales para apoyar la visión del gobierno de conseguir la autosuficiencia económica».