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Fernando Ramón

Opinión

Fernando Ramón

Integración demográfica

La recuperación económica, que también se asentó en la provincia, trajo consigo el retorno de los movimientos migratorios y la llegada de mano de obra procedente de Sudamérica y el Norte de África, así como de nuevos residentes originarios de la Unión Europea, mayoritariamente del Reino Unido, pese, o precisamente por ello, a las incertidumbres creadas por el Brexit.

Un crecimiento demográfico que permite alejar los malos augurios que anuncian un alarmante envejecimiento de la población, producto del descenso de la natalidad y una mayor longevidad de la población alicantina, así como los beneficios que de forma directa provocan en la oferta de empleo y, por ende, en el crecimiento económico. Cuando azotan injustificados vientos xenófobos y racistas, que en otros tiempos parecían plenamente superados, no hay que perder de vista que la cuestión demográfica marcará el futuro más inmediato, habida cuenta que los factores actuales de sostenibilidad del sistema de bienestar pasan por una población activa que garantice el sistema de pensiones, cubriendo, además, la oferta de empleo necesaria para el crecimiento con tareas rechazadas por muchos, pero que se van convirtiendo cada vez en más necesarias. Desde labores agrícolas hasta la asistencia doméstica, sin dejar de lado el cuidado a nuestros mayores.

Por mucho que se les intente asociar de forma generalizada a actuaciones delictivas, en un claro ejemplo de demagogia política propia de populismos desaforados, que nada tienen que ver con la inmensa mayoría de quienes anclan en estas tierras su proyecto vital, no estaría de más un ejercicio de integración propio del espíritu de acogida que durante tantas décadas ha prevalecido desde Dénia hasta Pilar de la Horadada.

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