Más allá de todo el lío de la Navidad, donde Alicante ha vuelto a salir en las noticias y no como ejemplo de ciudad acogedora y comercialmente atractiva, vemos más sombras que luces en el bipartito de la derecha que acordaron en junio de 2019 PP y Ciudadanos.

Hemos entrado en el nuevo año, 20 meses después desde que el Sr. Barcala accediera a la Alcaldía de la ciudad a lomos del «belmontazo», sin avanzar de forma decisiva en los retos de futuro de la ciudad.

No hay luces largas en los grandes temas:

-Plan de Modernización del Ayuntamiento para garantizar mejor atención y servicio público a las alicantinas y alicantinos.

-La lucha contra la dualidad urbana y social de Alacant.

-El diseño de una ciudad más preparada para asumir la crisis climática.

-La capacidad de conectarse con la oportunidad de situar Alicante como «Hub Tecnológico», en la apuesta por construir un foco de innovación y economía digital en nuestra ciudad.

-Generar complicidades territoriales con Elx, y alianzas estables con la UA y los actores institucionales decisivos de la ciudad.

-Consensuar agenda de reivindicaciones frente a los gobiernos de Madrid y València.

Y llegamos sin Catálogo de Protecciones y con las grandes licitaciones paralizadas como la contrata de zonas verdes, el Plan Local de Residuos, la primera fase del Corredor Litoral... o sin dirección del Teatre Principal, o con una (o)posición pasiva y desganada del bipartito ante la amenaza de los macrodepósitos del Puerto.

Hemos pasado el Debate del Estado de la Ciudad con más pena que gloria y hemos iniciado el 2020 sin presupuestos, otra promesa incumplida de Barcala más. A diferencia de ciudades como València, Elx, Benidorm, la Diputació o el Botànic por quinto año consecutivo, que ya han conseguido llevar a Pleno la aprobación presupuestaria en tiempo y forma, en Alicante seguimos, al menos la oposición, sin saber nada.

Encaramos el 2020 con dinero en el Ayuntamiento gracias al saneamiento de las cuentas municipales en los años 2015-2018 y ahora se puede dar salida a proyectos que han estado trabajándose estos años anteriores y por fin tienen posibilidad de convertirse en realidad, especialmente a determinadas mejoras en infraestructuras municipales e inversiones en barrios de la ciudad. Barcala recibió una buena herencia del gobierno plural progresista, pero como apuntamos desde Compromís en el Debate de la Ciudad tener dinero en las arcas y proyectos trabajados está bien, pero no es suficiente para transformar la ciudad. Tampoco la amortiguación del ruido institucional si se traduce en la paz de los cementerios, es sinónimo de buen gobierno.

¿Y qué novedades proyecta el bipartito? Pocas, muy pocas y nada originales. Fue precisamente la vicealcaldesa quien por fin esbozó ideas del PGOU, que sigue sin avances y recuperó uno de los proyectos malditos de la ciudad, el tan manido Palacio de Congresos al que se vuelve a aclamar la derecha de esta ciudad después de sus fracasos, incapacidades e intereses ocultos que sepultaron los proyectos del Benacantil o la Sangueta.... Es la enésima apuesta en esta dirección, mientras sigue sin existir una estrategia turística municipal para responder a los retos de la recuperación de otros destinos del Mediterráneo...

PGOU y Palacio de Congresos pendientes de la acción política de Ciudadanos, y ya sabemos que acción política y Ciudadanos son términos incompatibles, lo que se suma a su falta de liderazgo en el gobierno de las derechas, algo imprescindible en proyectos como el PGOU donde mucho nos tememos que el PP marcará la pauta. Y cuando eso pasa en temas urbanísticos, visto lo visto, saltan todas las alarmas en esta ciudad... desde el Saladar de Agua Amarga a la playa de San Juan, pasando obviamente por Rabassa.

Del alcalde y sus aportaciones al Debate del Estado de la Ciudad poco a reseñar, ni tan siquiera sus reiterados BarcalaAnuncios con los que trata de compensar su ausencia de modelo de ciudad, su estilo gris en la gestión o su incapacidad de acometer proyectos de transformación urbana que no vengan heredados.

¿Algo que destacar? Suena bien la música cuando tocan de oído y rescatan de los cajones proyectos liderados por Compromís: El Plan de Inclusión Social, la Segunda Fase de la EDUSI, alinear los objetivos de ciudad a los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la Agenda Alicante 2020-2030... Pero el problema es la falta de convicción para situarlos en los ejes de la política local, y el desinterés e incapacidad de los mimbres del bipartito para desarrollar con ilusión y solvencia estos propósitos, empezando por la concejala de Acción Social y Educación que se encontraría más cómoda ejerciendo de portavoz de la extrema derecha en el Ayuntamiento.

Lástima que otros buenos proyectos como la Ordenanza de Transparencia o una nueva Escuela Pública Infantil, aprovechar el Plan Edificant o la Capçalera d'Innovació en el antiguo Matadero... por citar algunos, sigan escondidos en los mismos cajones donde guardan los informes del coste del traslado de la Oficina de Turismo. Unos cajones que, desgraciadamente como pasa cada vez que gobierna la derecha, se volverán a llenar hasta rebosar...

Más de medio año de bipartito, y 20 meses de Barcala. Suficientes para saber que la transformación pendiente de la ciudad no llegará con la derecha. Sus sombras taparán sus pocas luces...