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Juan José Millas

Tierra de nadie

Juan José Millás

Es la hora

Durante las navidades mucha gente enferma porque el volcán de la isla del subconsciente expulsa recuerdos reprimidos

Se descubrió antes América que el cerebro. El cerebro lo teníamos ahí dentro, en la parte superior del cuerpo denominada cabeza, pero no pusimos nuestros pies en sus orillas hasta hace cuatro días, como el que dice. Por eso sabemos tan poco acerca de esa bola de materia gris. No nos atreveríamos a decir si se trata de una región del cuerpo o si es en sí mismo un país que, bajo determinadas condiciones, podría sobrevivir de manera autónoma: en un programa de ordenador, por poner un ejemplo. Ignoramos asimismo cómo son las relaciones entre la mente y él. De hecho, mucha gente confunde ambas cosas: dice cerebro cuando debería decir mente y viceversa. También hay quien piensa que la mente puede independizarse de la materia y correr aventuras por su cuenta. Toda la literatura sobre fantasmas está montada sobre esta convicción. Tengo un amigo que hace viajes astrales, o sea, que separa su conciencia de su organismo y es capaz de verse a sí mismo con esa conciencia desde el techo.

Se lo cuento a mi psicoanalista y permanece muda. El psicoanálisis ha cartografiado la realidad psíquica, que está constituida, a grandes rasgos, por un archipiélago cuyas islas más importantes son el consciente y el subconsciente. Para ir de la primera a la segunda debes emprender una navegación repleta de dificultades. La isla del subconsciente no se deja penetrar así como así, pues está llena de bajíos y farallones en los que encallan las naves del consciente. De ahí que algunos la comparen también con una caja fuerte. Dentro de esa caja, o dentro de esa isla, como ustedes prefieran, estás tú, el tú de otra época, quiero decir, que continúa influyendo misteriosamente sobre el tú actual, es decir, sobre el yo y sobre el superyó, que son provincias del mismo aparato psíquico. Produce vértigo que el cerebro haya sido capaz de exudar todo ese territorio inmaterial, aunque no por ello menos cierto que el bazo o las gónadas.

Durante las navidades mucha gente enferma porque el volcán de la isla del subconsciente expulsa recuerdos reprimidos. A quienes tenemos facilidad para somatizar, estas fiestas nos sientan como un tiro. Mi psicoanalista me da ánimos.

-Ya queda menos -dice luego invitándome a irme-. Es la hora.

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