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La desconocida jornada de la paz

Pablo VI lanzó hace 53 años una iniciativa para el primer día del año que hoy pasa casi desapercibida

Fue el ahora santo Pablo VI el que, hace cincuenta y tres años, en 1968, tuvo la iniciativa de lanzar la "Jornada de la Paz" el primer día del año civil, el 1 de enero. Y no como algo propio y exclusivo de la Iglesia, sino con el deseo y la invitación a que lo celebrasen las diversas instituciones políticas y sociales según su carácter propio, pero con el objetivo de que la humanidad "se redima de los tristes y funestos conflictos bélicos y se busque un desarrollo ordenado y feliz que promocione y respete los derechos humanos de todos". Aunque en un principio fue recibida con aprobación y entusiasmo -no olvidemos que el siglo XX es el de las dos grandes guerras mundiales más la larga Guerra Fría- , hoy pasa casi desapercibida. La Noche Vieja provoca jolgorios que acaban en sueños rotos y no despierta especiales preocupaciones por la paz. La voz del Papa es la única que se levanta "clamando en el desierto" porque muy pocos conocerán el mensaje con el que invita a la celebración. Este año: "La paz como camino de esperanza: diálogo, reconciliación y conversión ecológica".

Comienza insistiendo que la paz es un bien precioso al que aspira toda la Humanidad. La realidad que estamos viendo de nuevo es otra. Da la impresión de que volvemos, por lo menos, a la guerra fría. Los poderosos que gobiernan este mundo -cada uno de comportamiento y reacciones muy peculiares- están exhibiendo su temeroso poder: el americano Donald Trump crea el Ejercito Espacial (Space Force), el ruso Vladimir Putin alardea del "armamento hipersónico invulnerable", el chino Xi Jinping guarda celosamente el secreto de su arsenal nuclear, Corea del Norte e Irán muestran sus peligroso ensayos atómicos€ Como en la lucha por el afrontamiento del problema del cambio climático y el cuidado de la "casa común", también en la vigilancia de la paz el Papa Francisco se queda solo. Así es cómo se va ganando la imagen de ser un creíble líder mundial y mejor valorado, según lo confirma la Encuesta Anual de Gallup realizada en 57 países.

Todos los papas del siglo pasado han tenido una comprometida intervención en la búsqueda de la paz ante los conflictos bélicos que asolaron Europa. Benedicto XV en la I Guerra Mundial. No tuvo éxito en sus gestiones, aunque sí en la postguerra con la ayuda a prisioneros, soldados enfermos y sus familias. Se llegó a llamar al Vaticano, que estuvo por ello a punto de la bancarrota, "la segunda cruz roja". Lo mismo Pío XII en la II Guerra Mundial, aunque su misión, primero alabada por los mismos judíos, ha quedado oscurecida después de la polémica obra teatral "El vicario" de Rolf Hochhuth (1963) donde se le calumnia de silencio y pasividad ante el holocausto. El día 2 de marzo del nuevo 2020 se abrirán los archivos vaticanos para el esclarecimiento de la polémica intervención del Papa Pacelli. Por último, el bueno de Juan XXIII, del que puede afirmarse que su intervención del 22 de octubre de 1962 -el día de los misiles en Cuba- contribuyó a detener la temible III Guerra Mundial. Meses después publicaría su gran encíclica "Pacem in Terris" en que dice que la paz se fundamenta en la verdad, la justicia, el amor y la libertad. Realidades todas ellas que deben ser respetadas y tenidas en cuenta para nuestra paz social en la temerosa etapa que ahonda diferencias, que estamos a punto de comenzar en España.

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