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Francisco García

Otros calentamientos

Compromisos individuales contra comportamientos bárbaros

Además de las chimeneas de las térmicas y de los tubos de escape de los coches, de la deforestación y los fertilizantes, de la actividad solar y de los pedos de las vacas hay otros asuntos que provocan calentamiento global, no del planeta, sino de las personas de hábitos rectos. Es la sensación que produce contemplar el resultado del paso de las hordas beodas de Atila por los escenarios de la Nochevieja y el rastro de vertedero que dejan los hunos, los otros y las otras tras entonar el gorigori al año que se acaba y dar la bienvenida etílica al que se estrena.

Se eleva la temperatura unos grados y sube la tensión arterial al enfrentarse a semejante riada de bolsas y botellas de plástico, resto innumerable de confeti y serpentinas, vidrios rotos por el suelo como para hacerle la cama a un regimiento de faquires y demás morralla que los servicios de limpieza tuvieron que esmerarse en recoger por toneladas tras las fiestas populares del cambio de año. A eso se le llama espíritu cívico: dejar la vía pública como una cochiquera.

¿De verdad estamos educando a nuestros jóvenes en el respeto al medio ambiente, o solo a la mitad de su cuarto menguante? ¿Tienen algún efecto las campañas de reciclaje, las frecuentes llamadas de atención, los pronunciamientos de las Gretas y de los Garbos? Además de acuerdos internacionales vinculantes se necesitan compromisos individuales. Hace falta reforzar la capa de ozono que oxigena la cabeza de cada uno o seremos, cada uno, partícipes de la muerte cerebral de la civilización. Es la consecuencia de comportarnos como unos bárbaros.

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