El reciente acuerdo programático para una coalición de Gobierno entre PSOE y Unidas Podemos presentado, hace unos días, por los secretarios generales de ambas formaciones políticas para la formación de un Gobierno progresista confirma lo que se ya se pudo deducir del preacuerdo inicial que se presentó en acto público y solemne por parte de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias hace semanas. Con este programa de acción política el futuro e inminente Gobierno de coalición se presenta como socialdemócrata, claramente europeo y con una profunda pátina social, ecológica y humanista que, de conseguir aplicarse, podría suponer una auténtica revolución para España. Pero al hablar de revolución no me refiero a ese miedo infantil y trasnochado de la derecha a ver ocupadas las calles de soviets y banderas rojas como predijo Esperanza Aguirre ante la cosecha electoral de Unidas Podemos, sino a que España puede convertirse, de manera definitiva, en la España moderna y de raigambre europea con la que soñó Ortega y Gasset a principios del siglo XX.

Cualquiera que se haya tomado la molestia - como yo he hecho - de leer las cincuenta páginas de este acuerdo de Gobierno que hemos conocido, podrá constatar de manera fácil que, más allá de la ideología socialdemócrata que impregna sus páginas y con la que se podrá estar más o menos de acuerdo, lo que el previsible futuro Gobierno ha presentado es un conjunto de medidas que de tener el presupuesto adecuado y los equipos humanos necesarios puede suponer que España se sitúe de manera definitiva entre los países más avanzados de Europa y por tanto del mundo. Con leyes como la de violencia de género o de matrimonio homosexual España se puso a sí misma como ejemplo de superación de determinadas acciones que impiden el desarrollo personal de aquellos colectivos tradicionalmente minusvalorados o discriminados - como la mujer- que tienen los mismos derechos y obligaciones que los demás y, sobre todo, pueden ayudar a que la sociedad española sea más rica en valores éticos y morales.

En este acuerdo podemos observar una clara tendencia a tratar de conseguir una sociedad más justa y por tanto más solidaria lo que de manera inevitable nos llevará a un país mejor. Pero esa mejoría no solo afectará a los colectivos a los que antes me he referido sino a la sociedad en su conjunto. Y este concepto de avanzar todos juntos es el que la derecha española no ha entendido nunca. Los sectores ultra liberales garantes del pensamiento de sálvese quien pueda han tratado de evitar siempre que la igualdad y la justicia social se apliquen en España de una manera efectiva. Desde que en tiempos de Fernando VII, en el primer cuarto del siglo XIX, surgieron las dos Españas, es decir, una progresista con voluntad de cambio y otra católica y regresiva, las tensiones entre qué modelo de país debe imperar en España han llegado hasta nuestros días. El caciquismo del siglo XIX dio paso a las dictaduras del siglo XX con un breve paréntesis de libertad como fue la Segunda República. Sin embargo ahora, y por fin, España disfruta de un sistema de libertades desconocido en su historia. Para ello ha habido que hacer grandes sacrificios hasta lograr que la jerarquía católica , empresarial y el estamento militar entendiese que España es de todos los españoles y no de unos cuantos.

Si finalmente se produce la investidura de Pedro Sánchez por primera vez en España habrá un Gobierno de coalición. La importancia radica en que los españoles verán que son posibles dos aspectos. Por un lado, que un Gobierno de centro izquierda no va a suponer ningún cataclismo para España como auguran los voceros de la derecha política y mediática. Este Gobierno cometerá errores y tendrá aciertos como hicieron los anteriores y como lo harán los futuros. Esa supuesta radicalidad revolucionaria de ultra izquierda que desde la derecha española se asegura ocurrirá causa cierta lástima al ser escuchada como argumento. España forma parte de las instituciones europeas de manera clara y decidida y por tanto la mayoría de las normas legales de todo tipo que se aplican en España tienen su origen en la Unión Europea. Esto es algo que tanto Pablo Casado como lo que queda de Ciudadanos conocen muy bien pero se empeñan en hacer creer a la población que un Gobierno puede convertir a España por su sola voluntad en una especia de copia de la URSS soviética de los años de Stalin. Repito, cierta lástima intelectual.

Por otro lado, la sociedad española va a recibir un ejemplo de tolerancia y libertad intelectual. El ejemplo de que dos partidos políticos se unan para tratar de mejorar España desde la diversidad de planteamientos políticos calará como algo a conseguir en nuestra vida diaria. A diferencia de los pactos electorales de la derecha española que han supuesto la desaparición de Ciudadanos y la llegada de tapadillo de la ultraderecha a los gobiernos de ayuntamientos y comunidades autónomas, este acuerdo de coalición se ha hecho con luz y taquígrafos. El tiempo dirá.