Hola, alicantinos. Soy Florentino Elizaicin, nuevamente.

¿No me recordáis? El exalcalde de Alicante que comenta temas de actualidad en su tertulia del Parnasillo con otros personajes alicantinos?

Sí, ¡ese!

Pues como además yo era periodista, me divierto mucho con estas charlas de salón con algunos colegas míos de Alcaldía, aunque alguno hay que me vuelve la cara cuando me lo encuentro por aquí arriba, no os vayáis a creer?

Esta semana está siendo movidita por acá: sí, la sentencia europea.

Veréis, resulta que hay división de opiniones, como en los toros. Unos creen que se trata de un ejemplo de respeto a los valores democráticos y otros piensan que es un atropello intromisivo -ya iréis viendo que me encanta inventar palabros, pero que se me entienden-. Y eso me lleva a reflexionar cómo es posible que ante el mismo hecho los humanos reaccionemos con posturas tan diametralmente opuestas. Sé que ahora le llaman sesgos, pero yo no lo acabo de comprender del todo. Pero vayamos al tema.

Resulta que vino a tomar unos vinitos -que se convirtieron en varias botellas magnum- mi buen amigo Enrique Cerdán Tato.

-A mí me parece que esa sentencia es ejemplar y sienta un criterio claro: la prevalencia de la soberanía popular sobre todo lo demás, incluyendo los tribunales de justicia.

-Pero es que tú eres más rojo que la sangre, Enrique.

-Esto no se trata de rojeces ni azulías, Florentino. Yo fui cronista oficial de la ciudad en una época, en otra fui cadete de la Academia General del Aire y en muchos años de mi vida me ganaba las habichuelas juntando letras y disfrutaba de mis camaradas entre mani y mani. ¿Y sabes? Nunca fui tan feliz como entonces, eso sí, pobre como una rata.

-Lo sé Enrique. De hecho mi nieto, el comisario Estrada, te sacó más de una noche del calabozo de la comisaría.

-Santo varón, Florentino. Un gran tipo. Sensato y bondadoso. Él estaría de acuerdo conmigo. En una democracia las urnas imponen su ley. Nada tan sencillo de entender.

-¿Pero crees que la inmunidad puede ser retorcida de esa manera? ¿Acaso piensas que Junque se presentó a las elecciones europeas para servir a los ciudadanos o para servirse de los resquicios legales que le otorgaría una elección, como ha devenido?

-¿Acaso somos nosotros quiénes para interpretar las intenciones ocultas de nadie? Lo cierto y verdad es que resultó elegido. Y eso le otorga inmunidad parlamentaria, y no hay tribunal en el mundo que lo pueda ignorar.

-Yo lo veo como el triunfo de los enemigos del Estado. Hace un siglo los ataques al Estado se producían a caballo y pistola en mano. Ahora los sujetos que quieren reventar el orden establecido -no lo digo yo, lo han dicho ellos- se infiltran sibilinamente en sus estructuras, buscando los resquicios de la legalidad para liquidarla. Y lo malo es que el Estado no está preparado para combatir a sus enemigos interiores.

-Democracia. Y libertad. Esas son las recetas.

-Pero las recetas de qué, ¡por favor!

-Contra ideas solo se puede combatir con ideas, con propuestas. No se puede judicializar la vida política ni responder a los anhelos de libertad con la represión de los uniformes.

-¿Libertad? ¿Más de la que gozan en un país como España, cuyo nivel democrático ha sido declarado superior al de Francia, Italia y Bélgica por The Economist?

-¿Y si a ellos no les gusta vivir en ese país?

-También a mí me hubiera gustado nacer en el París de Napoleón, pero me tuve que conformar con nacer en la Alicante de 1870.

-Pero tú te conformaste, como has dicho. Ellos no. Y no se les puede culpar por ello.

-No, eso es cierto Enrique. Y nadie lo hace. En cuestión de sentimientos todos somos libres. Pero tampoco se les puede permitir reventar un modelo de vida que los españoles se supieron dar hace ahora cuarenta y pocos años, un modelo de libertad y descentralización que ha funcionado razonablemente bien durante este tiempo y que les ha llevado a disfrutar de las más altas cotas de libertad, prosperidad y estabilidad de su historia. Y todo ello porque un grupo de iluminados quiera guiar al pueblo catalán hacia dos metas: Su independencia y su ruina.

-¿Ruina? ¿Acaso un descenso de su PIB del 30%, la fuga de varios miles de empresas, un aislamiento comercial, la falta de competitividad industrial, tener que recortar las pensiones de los jubilados y los sueldos de los funcionarios, quedar excluidos de la Unión Europea y del espacio euro se puede comparar con respirar cada mañana el aroma de la libertad?

-Pues eso digo yo. Que los catalanes estarían encantados a los tres meses de ser libres como los taxis? si es que queda algún taxi por las calles de Barcelona...