El pasado domingo, el diario INFORMACION publicaba la noticia de que el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) había dictado una sentencia, en un contencioso administrativo, que podría obligar a que el Ayuntamiento tuviera que ejecutar una modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para adaptarlo a lo que determina la Ley de Carreteras de 2015.

Esta situación, que no es nueva, vuelve a poner de actualidad el tema de la tantas veces prometida revisión del Plan General de Ordenación Urbana de Elx.

Habría que recordar que el vigente Plan General se aprobó provisionalmente, por el Pleno del Ayuntamiento, el 26 de mayo de 1997 y por la Generalitat Valenciana en 1998 de forma definitiva. Hace más de 20 años de aquello. Curiosamente, en la actual Corporación hay tres concejales de los que participaron entonces en el mismo: Carlos González, el actual alcalde y dos concejales del PP.

Que casi 23 años después de aquella aprobación municipal, el PGOU de un pueblo como Elx sea el mismo es llamativo. Nuestro municipio ha cambiado mucho en este tiempo. Sólo por citar un ejemplo: La población ilicitana en este período ha pasado de los 191.713 habitantes de entonces a los 230.625 en 2018. Un salto importante, que se acerca al 25% de aumento, con todo lo que ello significa para un determinado territorio. También gran parte de la legislación urbanística se ha ido modificando sin que, correlativamente, lo haya hecho nuestro PGOU. Incluso ha acontecido un hecho, tan importante como la declaración del Palmeral como Patrimonio de la Humanidad, y no se ha reflejado en un cambio en el planeamiento municipal, de huertos y sistemas de riego existentes, que lo hubiera adecuado a ese mayor nivel de protección como sería lógico. O el Pativel en determinadas zonas. Tampoco cuando existe nueva legislación sobre Patrimonio, más proteccionista, se ha adaptado el PGOU ilicitano a la misma. Probablemente algunos de los problemas urbanísticos actuales, enquistados, se habrían evitado si se hubiera modernizado el planeamiento municipal en su momento.

El actual PGOU de Elx es el que está teniendo más vigencia en la historia ilicitana. Los anteriores siempre se revisaron antes. Se procuraba adaptar el planeamiento a un municipio con una dinámica poblacional tan importante como la nuestra. Los motivos de la situación actual no se saben exactamente. Han pasado equipos de gobierno del PSOE y del PP, con mayorías absolutas, y no lo han modificado. Y hay que recordar que todos los partidos, en campaña electoral, han prometido hacerlo. Incluso se ha dicho que era una prioridad para su próximo mandato en todos los casos.

Así ha vuelto a ocurrir en 2019. Es cierto que, con la nueva legislación urbanística, es un tema complejo y que obliga a profundos cambios con respecto a la situación anterior. La actual LOTUP plantea, realmente, dos aprobaciones diferenciadas: una, con la ordenación estructural y, la otra, con una pormenorizada, y cada una con sus procedimientos correspondientes y diferenciados. Es verdad que es más cómodo no abrir ese melón. Así se evitan conflictos y debates sobre el modelo de ciudad que se quiere, con toda la problemática que ello genera. Se puede seguir gobernando y aplicar lo que está vigente o, en caso contrario, apostar por modificaciones puntuales, que es lo que se está haciendo hasta ahora, de forma más relajada. Sin embargo, los nuevos retos, con necesidades crecientes de sostenibilidad y de adaptación a la nueva realidad social, como es el caso de Elx, hace que sea urgente la revisión del actual planeamiento.

La actual legislatura municipal, como es ya un clásico, también se ha iniciado con la promesa de revisar el PGOU. Es hora de que todo el Ayuntamiento asuma la necesidad de acometer esa revisión, y más en un momento en que la Generalitat es distinta a la que aprobó el ahora vigente, y que tantas dificultades planteó en determinados temas, y máxime cuando anuncia su apuesta por otro modelo más sostenible urbanística, ecológica y socialmente posible. Es una oportunidad que no siempre se ha tenido.

Debe aprovecharse para mejorar y poder disponer de un nuevo PGOU que, tras un proceso abierto de debate, con amplia participación ciudadana (que la propia LOTUP reconoce) pueda responder a los retos actuales y futuros que a Elx se le puedan plantear.

Los recientes anuncios de que, para el primer semestre de 2020, se quiere sacar a exposición pública el denominado «Documento Inicial Estratégico», con las principales directrices para el nuevo PGOU así como que, para el final de legislatura, se quiere tener una aprobación, aunque inicial, de la revisión, pueden indicar que algo se mueve. Aunque lento, que no se quede en la enésima promesa.