Soy de los que piensa que, finalmente, el socialista Pedro Sánchez acabará formando un gobierno en España junto a Podemos con la abstención de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Están condenados a entenderse para evitar unas terceras elecciones que darían todavía más alas al peligroso y preocupante ascenso de la ultraderecha de Santiago Abascal y Ortega Smith. No quedan muchas más salidas. Otra cosa es que la investidura vaya a producirse antes o después. La formación que dirige desde la prisión Oriol Junqueras necesita manejar los tiempos políticos. Resuelto este fin de semana su congreso, ahora tienen que perfilar el mejor momento para terminar de anunciar el acuerdo teniendo en cuenta que la convocatoria de las elecciones catalanas se puede producir de un momento a otro y que ERC se juega ser la primera fuerza en esos comicios, como ya ocurrió en Cataluña tanto en las generales de abril como, con posterioridad, en la repetición electoral del 10-N.
Y si la investidura de Pedro Sánchez como presidente de Gobierno se acaba despejando, arrancará, con permiso de la autoridad, el momento más apasionante de cada ciclo político: la renovación de los partidos y sus congresos. Y en la Comunidad Valenciana y en Alicante, todos tienen algo por decidir. Por la izquierda. Los socialistas necesitan armar el relato de la continuidad de Ximo Puig y decidir si quieren mantener, igual que ahora, su dirección alicantina en hibernación. Compromís pone a prueba su futuro como proyecto político en el congreso que el Bloc celebra en junio con el conseller Vicent Marzà tratando de ganar posiciones. Y Podemos tendrá que elegir un cuarto liderazgo en 5 años que podría aupar a la secretaría autonómica a la alcoyana Naiara Davó. Por la derecha. El PP tendrá que encumbrar a Carlos Mazón en Alicante para luego decidir el futuro de Isabel Bonig en la cúpula regional. Ciudadanos busca su supervivencia en el congreso de marzo con la lucha en la Comunidad entre Toni Cantó y Emilio Argüeso. Y la ultraderecha se divide entre el sinfín de sectas de Vox y purgas de afiliados. Vieja política.
