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La papeleta

Pere Rostoll

Más curvas para la izquierda

A la izquierda no se le acaban los problemas desde que arrancó este nuevo mandato del Consell del Botànic. No le ha sentado demasiado bien esta segunda legislatura de hegemonía en las Cortes y en las principales instituciones de la Comunidad... con la única salvedad de Alicante. Las diferencias dentro del gobierno valenciano y la desconfianza durante el debate de los presupuestos de la Generalitat para 2020, ya aprobados para que entren en vigor el 1 de enero, se han extendido ahora también a la provincia. Ayer mismo se reprodujo otro síntoma de que, como ya ha quedado claro en los últimos meses, las relaciones de la izquierda van a ser muy complicadas en este ciclo electoral. Aunque la cuestión pasó casi inadvertida en el pleno del Ayuntamiento de Alicante, las fuerzas que comparten el Botànic exhibieron de nuevo sus discrepancias. Aún estando en los bancos de la oposición en las dos grandes instituciones alicantinas. El grupo de Compromís, encabezado por Natxo Bellido, había convertido en moción la Carta de Alicante, una declaración de intenciones con mejoras para la gestión de los municipios y peticiones de inversión concretas para toda la provincia.

Ese documento, surgido de una reunión con los alcaldes y principales portavoces municipales de Compromís convocada a finales de noviembre, se aprobó hace sólo unos días en el pleno de la Diputación por unanimidad. Fue el propio Carlos Mazón, presidente de la corporación provincial, el que, a propuesta de Adrián Ballester, portavoz del gobierno y hombre fuerte del Palacio Provincial, aceptó que saliera adelante la iniciativa a pesar de que la impulsaba Gerard Fullana, portavoz de Compromís y el diputado que lleva la batuta opositora en el Palacio Provincial. Pero la cosa iba a ser diferente en el Ayuntamiento de Alicante. La carta salió adelante, en consonancia con lo ocurrido en la Diputación, gracias a los votos del PP, de Ciudadanos y de los concejales de Compromís. Pero, sin embargo, los socialistas y Podemos optaron por abstenerse a la vez que la ultraderecha se posicionaba en contra por el único motivo de que la citada propuesta la habían registrado los valencianistas.

Una fractura de la izquierda sustancial y que, desde luego, no es mera anécdota. Afecta en la provincia nada menos que a los tres socios que comparten el gobierno valenciano. La situación alcanzó tintes tan kafkianos que Miguel Millana, concejal y diputado provincial socialista, acabó votando una cosa desde su escaño en el Palacio Provincial y otra completamente diferente en el consistorio alicantino. ¿Por qué se desmarcaron los socialistas y Podemos de la propuesta de sus socios de Compromís? Es una una dinámica vinculada ya a los contactos para poder negociar el gobierno en España. La formación de Pedro Sánchez y la de Pablo Iglesias, a la espera eso sí de una autorización de Esquerra Republicana de Catalunya que ahora mismo se ha puesto todavía más difícil tras la resolución de Europa a favor de Oriol Junqueras, tienen un acuerdo para gobernar juntos en Madrid. Y es de suponer que los «delegados» de ambos partidos en Alicante no querrán comprometer al nuevo gobierno con una lista de peticiones y de inversiones para la provincia. Vamos, que no quieren quedar mal con sus jefes madrileños.

El movimiento molestó a Compromís. Y mucho. Hasta el punto que ahora va a presentar el texto en todos los consistorios donde cuenta con concejales para «retratar» a sus socios. Una reacción que encaja con la arriesgada estrategia de tensar a la izquierda de la coalición de Mónica Oltra, muy marcada aún por su enfado con Ximo Puig por la decisión unilateral de adelantar las elecciones autonómicas el pasado marzo. Ese escenario que se abre en el Congreso puede afectar aún más a las relaciones de las fuerzas de izquierda en la Comunidad. Con los socialistas y Podemos compartiendo gobierno en España a la vez que Compromís trata de ganar visibilidad en el Congreso con propuestas que pueden comprometer a sus socios en el Consell. Ayer mismo, sin ir más lejos, el número tres de José Luis Ábalos en el Ministerio de Infraestructuras, el alicantino Julián López Milla, tuvo que salir a responderle a Joan Baldoví, diputado de Compromís en Madrid, después de que sembrara dudas sobre la gratuidad total de la AP-7 a partir del 1 de enero y lo pusiera como condición para cuadrar la investidura. Así que a la izquierda valenciana, salvo un giro, le espera más tensión y además, ojo, más problemas para Puig dentro del PSOE como, al final, las dificultades de la negociación con ERC, avalada por el jefe del Consell, hicieran encallar la elección de Pedro Sánchez. Más curvas todavía.

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