Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Desde la mesa de mármol

Sobre la hipertensión arterial

Querido amigo invisible e incógnito, es decir: querido lector. En ocasiones, cuando explico algún concepto médico, me encuentro con la desagradable sensación de que la persona a quien ofrezco dichas explicaciones se ha quedado perdida entre las tinieblas de la ciencia. Pues bien, algo similar me ocurrió el otro día, cuando Alberto me asedió, justo es ese instante tonto en el que yo me encontraba centrado en mis dispersas reflexiones mientras con la mano izquierda pretendía llevarme la taza de café a los labios. Alberto es un tipo un tanto extraño, o, diría yo€, raro; pero no falto de una cierta lógica e inteligencia como para mantener con él una conversación coherente. Así pues, enfundado en camisa de mangas cortas y estampada de vivos colores -lo que le hace representar algo más joven de lo que su carnet de identidad confiesa-, conjuntada con pantalón rojo burdeos, tras un corto saludo inicial me preguntó sobre el libro que descansaba sobre la mesa de mármol, titulado "La salud del corazón", del eminente cardiólogo, Dr. Josep Brugada. Le dije que era un libro divulgativo, dirigido al público en general, muy bien explicado y que versaba sobre las enfermedades más frecuentes que afectan a ese motor humano, que es el corazón, y a sus tratamientos. Así, escribe sobre la angina del pecho, sobre el infarto, sobre las arritmias, sobre las pruebas básicas para revisar la salud cardiovascular, sobre el cateterismo, sobre el estilo de vida cardiosaludable, sobre las enfermedades de las válvulas cardíacas, € -Yo tengo una tensión arterial de 15, la máxima, y de 9,5 la mínima, ¿está bien? - me preguntó Alberto. -La tensión arterial se mide mediante dos valores -le dije; la máxima y la mínima. Tal y como viene en este libro, la primera es el volumen máximo de sangre que llega a la arteria cuando expulsamos esa sangre del corazón. La mínima es el grado de elasticidad de esa arteria. Pues bien, la presión arterial máxima -también conocida como sistólica- por encima de 14 -o de 140 como decimos en el ámbito sanitario-, y por encima de 8,5 -85 en el contexto médico-, la mínima -también llamada diastólica-, se considera que está elevada y hablamos de hipertensión arterial cuando estas cifras las obtenemos en varias tomas y en estado de reposo. -O sea, que la tengo un poco elevada, ¿es eso lo que me quiere decir? -Pues si esas son las cifras reales, efectivamente, Alberto, usted debe de ir a su médico de Atención Primaria para que le controle la tensión arterial. Me imagino que le aconsejará realizar algo más de ejercicio, disminuir el consumo de sal, y si con estas medidas tan sencillas no controla esas cifras pues igual tiene que tomar algo de medicación. -¡Ah, no! Medicación yo no voy a tomar. No quiero que me envenenen con pastillas que te arreglan una cosa y te fastidian otra€ -Pero, Alberto, no me diga esto; la medicación hay que tomarla cuando se necesita, y si tiene la tensión elevada pues tendrá que hacer caso a su médico y medicarse. De lo contrario tiene más elevado el riesgo de padecer un infarto de corazón, o de sufrir arritmias que, si son producidas a nivel del ventrículo izquierdo pueden ser mortales. Por no hablar de la posibilidad de padecer una rotura arterial a nivel cerebral, lo que ocasiona hemorragia con riesgo serio de fallecimiento o de sufrir lesiones neurológicas irreversibles. -Bueno, pero yo soy libre de tomar o no la medicación, así que, tranquilamente continuaré haciendo mi vida, que hasta la fecha me ha ido bien. Ante mi cara de perplejo Alberto debió entender que la conversación se daba por concluida, por lo que, tras girarse se dirigió hacia la barra del mostrador y esperó a que el camarero le atendiera para pedir su consumición. Mientras, mi querido lector, yo me quedé con un mal sabor de boca que no atribuí, por esta vez, al café.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats