Se ha producido, hoy en día, un cambio espectacular en lo que es el futuro de las profesiones y la forma en la que los profesionales inician su actividad laboral, porque el paso más difícil y complicado lo va a dar el estudiante que se gradúa y, de repente, se encuentra con la pregunta siguiente: ¿Y qué hago yo ahora? ¿En qué, cómo y dónde voy a trabajar? ¿Hay mercado para mí, o hay sobrante de lo que yo quería ofrecer? ¿Trabajo solo o en equipo?

Por otro lado, frente a las tradicionales profesiones que siempre han sido el objetivo de los estudiantes cuando terminaban sus estudios universitarios, hoy en día la proliferación de personas que terminan sus carreras universitarias y las dificultades existentes en la introducción por primera vez en el terreno profesional hace que a nivel mundial se hayan implementado nuevas formas de llevar a cabo un trabajo para el que te has formado con una carrera y con un Master complementario. Porque el estudiante responsable que sabe que su futuro depende de él mismo, de su preparación y del acierto en enfocar su futuro profesional, ha partido primero de haberse aplicado bien en su preparación en la Universidad, o en los distintos foros en los que poder obtener una titulación con la que poder llevar a cabo su actividad profesional con un título reconocido y oficial que permite acceder al mercado profesional, pero, luego, en que se tenga el acierto en el «movimiento» más complicado de la vida de un profesional, cual es el de por dónde me muevo para empezar a trabajar, y con quién.

En cualquier caso, las dificultades de las personas que acceden al mundo laboral han provocado que fuera necesario inventar nuevos productos y nuevas fórmulas con las que entrar en el terreno laboral, y lo curioso es que la implementación en España de estos sistemas siempre se ha llevado a cabo con una expresión anglosajona, debido a que la innovación profesional y estas nuevas técnicas de abrir el mercado laboral se han puesto en marcha en países de nuestro entorno europeo que utilizan expresiones anglosajonas para definir cuál es la fórmula de innovación.

En este caso, uno de los sistemas nuevos que existen es el denominado coworking, una figura que apuesta por la integración de distintos profesionales en una misma oficina en la que, actuando desde la individualidad y desde la perspectiva de compartir también sus objetivos en aquella medida en que unos pueden ayudarse y ayudar a otros, nos permite huir de la tradicional fórmula del profesional que abría su despacho de forma exclusiva y excluyente con el objetivo de captar clientes para sí solo, y asumiendo también el riesgo de los gastos de forma individual, a una figura que apuesta por la integración de distintos profesionales en una misma oficina en la que, actuando desde la individualidad y desde la perspectiva, también, de compartir también sus objetivos, viene a tener su base en la posibilidad de que unos profesionales pueden ayudarse entre sí sin perder la idea de tu propia individual en un despacho compartido. Ello, nos permite huir de la tradicional fórmula del profesional que abría su despacho de forma unilateral con el objetivo de captar clientes para sí solo, y asumiendo también el riesgo de los gastos de forma individual, cuando la modalidad nueva antes citada apuesta por compartir un local en común distintos profesionales, o, también, profesionales del mismo origen, que actúan, por un lado, de forma individual, pero que, por otro, se alimentan unos a otros de la cualificación profesional de cada uno, permitiendo que en el despacho exista una pluralidad de aportaciones de la que pueden enriquecerse unos y otros, sin merma de la propia individualidad de cada uno de los profesionales cuando así lo estime oportuno. Pero la mayor ventaja es que existe una pluralidad de profesionales de las que todos se pueden servir y enriquecer.

Un ejemplo claro del coworking nos lo encontraríamos en la unión por este sistema de un abogado, procurador, arquitecto, arquitecto técnico, ingeniero industrial y técnico, economista, gestor administrativo, administrador de fincas, además de psicólogo, al objeto de unirse con proyectos individuales de los que cada uno de ellos se puede retroalimentar con las aportaciones que pueden hacerse cada uno en los temas que asuman de clientes individuales, pudiendo utilizarse los servicios de cada uno de ellos si así fuera necesario en sus respectivos encargos de clientes. Todo ello, teniendo claro que cada uno de los profesionales que forman el coworking sean de cualificación profesional suficiente y con titulación adecuada, así como integrados en el respectivo colegio profesional de cada uno de ellos para asegurar la buena prestación del servicio, basada en el control de cada uno de los que forman el coworking con la específica formación y colegiación profesional.