«Hay muchos más estados posibles desordenados que ordenados (que solo hay uno)»

Stephen Hawking en 'Historia del tiempo' (1988)

Hay cierta controversia, como cada año, por el peliagudo asunto del alumbrado navideño ilicitano. Que si es una birria, que si no son adornos propios de la celebración pascual, que si así no se incentiva la compra, que si hay que poner luminarias en todos los barrios y pedanías, que si es un derroche energético que nos aleja de la ciudad verde 2030 y favorece el cambio climático, que si con estas cosas solo se fomenta el consumismo desaforado mientras muchas personas pasan hambre y sed de justicia y de pan, en sus diversas variedades. Encima, los comerciantes del centro se quejan de que el erario público sufrague luminarias festivas en el extrarradio y no las suyas, y los tenderos de los barrios lamentan que el mismo erario público solo apoye mercadillos y actividades lúdicas en la zona centro. Ni la Navidad se libra de la polémica mundana.

El alcalde, Carlos González, atento a cualquier posibilidad de mejora en todo lo que esté en su mano, ya ha anunciado que el próximo año habrá más alumbrado, del ordinario y del extraordinario, porque para eso está la caja llena y hay que gastar el dinero en inversiones financieramente sostenibles (y las luces led lo son perfectamente) para evitar que a final de año el sobrante acabe en los bancos. Bombillas antes que intereses financieros. Eso sí, sin pasarse: esto no va a ser Vigo. Ni siquiera Pontevedra. Pero habrá más luz y transparencia, como caracteriza a un gobierno binario de progreso.

En cualquier caso, para que no haya tanta controversia, el proyecto de alumbrado se someterá a exposición pública y al Consejo Social del municipio, para que tenga otra cosa sobre la que pronunciarse, además de los presupuestos. Se abrirán también uno o varios cauces participativos con el fin de que la ciudadanía aporte también sus sugerencias al respecto. Ya ha habido quien ha presentado en la OMAC una propuesta para llevar a la práctica aquella propuesta tan luminosa de don Emiliano para recibir a los americanos en Villar del Río: colocar en la fuente de la Glorieta un surtidor hidrométrico e instalar, dentro del agua, unas bombillas de doble filamento lumínico (de led, por supuesto), con lo que debido a la refracción bisolar y al doble efecto del arco lumínico sobre los cuerpos no transparentes, unas veces saldrá el chorrito azul, y otras colorado, y otras verde... Iniciativa que, sin embargo, ha sido rechazada al no haberse planteado previamente en el reciente debate del estado del municipio, que es donde se plantean estas ocurrencias ciudadanas.

Y ya es raro que no saliera el tema del alumbrado navideño en el debate, con la de temas que se trataron en las dos jornadas. Prueba evidente de que hace falta crear de manera urgente un Consejo Municipal de Asuntos Navideños y Fiestas Aledañas (CMANFA) para que no vuelva a pasar. La oposición, pese a su pertinaz crítica al eterno «deja vu» de los proyectos del gobierno, tampoco reparó en este olvido. Ni siquiera Pablo Ruz, que es de los que montan el belén todos los años. En cualquier caso, la primera autoridad local tomó nota (de nuevo) de todas las peticiones (menos de una, que no le gustó el tono) y proclamó, sin leer: «Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a pagar. Que yo, como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a pagar, porque yo, como alcalde vuestro que soy...». Y así hasta tres horas.

«Oiga, esto no es un debate, esto es un autobombo como una casa consistorial. ¡Para debates, los del Senado!», replicó, cuando le dejaron, el portavoz popular. «Pues a mí no me parece tan mal; incluso diría más: no me parece tan mal», terció el portavoz de Ciudadanos, de buen talante, aunque se llevó otra reprimenda del profesor Ruz: «Atienda, señor García-Ontiveros, que no me aprende la lección. Veamos: esta es la derecha -dijo, señalando su mano ídem con el dedo índice de la izquierda y viceversa, seguidamente- y esta es la izquierda. ¿Queda claro? Derecha, izquierda, izquierda, derecha; arriba y abajo, cerca y leeeeejos... A ver si nos aplicamos y estamos por la unidad». Así y todo, el expedientado líder de Cs guiñó un ojo al alcalde, sin que el líder popular lo advirtiese. «Esto es un mítin pérfidamente orquestado por la progresía machista-feminista, perdón, marxista-leninista, de derecha, izquierda y centro liberal. Para mítin-mítin, los de Abascal», sentenció la portavox Amparo Cerdá, desde el fondo.

La respuesta de González a todos los opositores fue contundente: «Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y, además, os vais a enterar. Ahora sí que vamos a peatonalizar la Corredora, hala. Y el año que viene, toma y toma». Y es que, como dejó dicho Ruz, los pliegos son una cosa y los hechos otra cosa, y otra cosa es que estén hechos los pliegos para que el hecho intrínseco esté bien hecho y ajustado al pliego anteriormente hecho, y que el alcalde es el que quiere que sean los vecinos el alcalde. Faltaría más. A resultas de lo cual, unos días después, el equipo de gobierno presentó el proyecto de presupuestos municipales para el 2020, con la pompa y circunstancia que el hecho en sí mismo merece, y además, sin pliego hecho ni nada.

Con el fin de obtener el máximo respaldo posible, liberado ya de la presión de tener que obtener la mayoría, González mostró las cuentas a los populares, pero sin abrir del todo el tocho, mostrándoles una página por aquí, otra por allá; levantando una esquinita y cerrándola antes de que pudieran ver nada. «Esto es puro ocultismo y absoluta opacidad. No vemos ninguna bajada de impuestos y sí mucha venta de humo al por mayor. Los pliegos no son hechos y a lo hecho, pecho», espetó el adjunto, José Navarro, que sabe bastante de cuentas, sobre todo de derivadas y funciones polinómicas. «Vamos a aumentar el gasto un 14,5% y las inversiones, ni te digo», argumentó el alcalde. «Peor nos lo pones -terció Javier García Mora-. Facta, non verba».

Así que González se fue a ver a Ciudadanos con el presupuesto bajo el brazo. «Tengo aquí una lista de 127,5 propuestas...», comenzó a explicar Ontiveros mientras sacaba de su bolsillo unos folios plegados. «Ya están incluidas todas, en la diposición transitoria tercera», se apresuró a recalcar el alcalde. «¿Lo de las luces de Navidad también?». «Sí, pero esa partida la meteremos en el presupuesto participativo, ahora que lo controlamos nosotros», replicó. Y se marcharon a tomar una infusión de poleo-menta. Y a criticar a Ruz: los hechos son los hechos.