Siempre escuchamos de nuestros gobernantes y políticos las bondades económicas de nuestro sector turístico. Pero quizá ya sería hora de que tomáramos más en serio un sector que genera el 11,7% de nuestro Producto Interior Bruto (PIB) y el 12,8% del empleo, con 2,6 millones de puestos de trabajo, según la Cuenta Satélite de Turismo (INE, 2017). En las comunidades autónomas (CC AA), también los datos ofrecen una idea de lo importante que es nuestro sector de turismo. Sirva como ejemplo la Comunidad Valenciana, 14,6% de PIB y 15,1 % de empleo en turismo o Canarias, el 35,2% de su PIB y el 40,3% de los puestos de trabajo son en turismo o Baleares, con el 44,8% del PIB en turismo y el 32% del empleo.

Asimismo, somos el primer país del ranking internacional en competitividad turística, (TTCI) Tourism and Travel Competitive Index, de entre 140 países analizados, publicado por el Foro Económico Mundial (World Economic Forum) en 2019.

Así, en etapas de recesión y crisis económica el sector turístico español se recompone mucho más pronto que el resto de sectores y sirve de tirón de la economía. Favoreciendo asimismo el empleo de trabajadores más desfavorecidos en el mercado de trabajo, mujeres y jóvenes con menor formación, inmigrantes?

Sería de recibo que le prestáramos más atención a este sector. Una recomendación que a todas luces nos falta en España es darle la entidad de Ministerio propio y exclusivo, aunque se dotara con los mismos recursos que dedicamos a la Secretaría de Estado de Turismo, que actualmente forma parte del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

Desde 1951, fecha en la que se creó un Ministerio de Información y Turismo, no hemos vuelto a tener un Ministerio exclusivo para este sector. Es por ello que abogo por que nuestros dirigentes tomen conciencia de la necesidad de crear consejerías de Turismo en las CC AA y por supuesto, por que por fin tuviésemos de nuevo en España, ya dentro de la democracia, un Ministerio de Turismo que ejecute las políticas turísticas necesarias para la mejora de la competitividad internacional de nuestro sector turístico, su crecimiento dentro de los criterios de calidad y sostenibilidad y para mantenernos en los primeros puestos del ranking mundial.

Es esta, sin duda, una gran asignatura pendiente en España, fácil de solventar si hay voluntad.