Se suele denominar el punto sin retorno como aquel momento o situación en la que ya es imposible dar marcha atrás ante los acontecimientos que se han producido. Esta situación se da con cierta frecuencia en el devenir de los acontecimientos de los individuos y las sociedades cuando ante el extremo en el que ha llegado la acción, u omisión, de una persona, de un colectivo o de una sociedad, es imposible e inviable rectificar, arreglar o resolver la situación que se ha llegado a crear.

Se puede hablar en estos casos de la inmodificabilidad de la situación a la que se ha podido llegar, a consecuencia de la omisión por buscar una solución al problema que se había planteado, y ante la negativa de quien tenía que adoptar una solución, por lo que se llega a un punto en el cual ya no es posible arreglar lo que en su momento se tenía que haber resuelto. En esta línea, resulta evidente que suele ocurrir en las sociedades que las personas y los colectivos son conscientes de que tienen muchas oportunidades para resolver los problemas que se pueden plantear, pero la pasividad o la creencia de que alguien llegará para resolver el problema nos lleva a mostrar una situación de parálisis que determina que nadie en absoluto adopte una solución.

Lo curioso del caso es que cuando llega la situación irreversible es cuando ante el claro daño creado es cuando surge la búsqueda de soluciones, pero ya resulta imposible dar marcha atrás. Es por ello por lo que se denomina esta situación el punto sin retorno al ser materialmente imposible la marcha atrás. Es, así, una práctica habitual la de esperar y esperar con la creencia errónea de que alguien llegara para resolver ese problema, y también que no se le suele dar la importancia que tienen las situaciones cuando el daño todavía no se ha producido, aunque seamos conscientes de que el mismo se puede producir. Nos dedicamos a otras cosas, aun mirando de reojo la potencialidad del daño posible, pero no somos capaces de detener el tiempo del problema y afrontar de forma contundente una solución al mismo. La espera se convierte así en el peor enemigo de los colectivos y de las personas.

Un ejemplo claro de lo que estamos comentando existe en el caso del cambio climático, una situación en la que los Estados están constantemente planteando que hay un problema, y los ciudadanos alertan de forma constante ante ello, así como muchas asociaciones y colectivos de que va a llegar un momento en el que la naturaleza va a acabar explotando ante la pasividad en la búsqueda y ejecución de soluciones ante el problema que existe con el clima del mundo, y la constante agresión que existe por parte de los Estados y las personas a la propia naturaleza, pudiendo esta devolver la agresión que está recibiendo con una modificación del clima, lo que propiciará que llegará un momento en que pueda ser irreversible la búsqueda de soluciones y será entonces cuando las organizaciones y los Estados intenten buscar una eficaz solución cuando ya existirá el momento del punto sin retorno.

Suele darse, también, el problema del punto sin retorno en la comisión de hechos delictivos, cuando algunas personas los cometen y luego se arrepienten de haber hecho el mal causado, pero ya no es posible dar marcha atrás, y lo único que hay que hacer es afrontar el mal cometido, reconocerlo y hacer frente a las consecuencias del delito que se ha perpetrado. Esto también es un punto sin retorno con respecto a la comisión del hecho, aunque no respecto a las consecuencias del mismo, que podrían verse aminoradas con un reconocimiento de los hechos y una asunción de las responsabilidades. Pero el punto sin retorno respecto de lo que ha ocurrido ya supone el carácter irreversible de lo que se ha llegado a realizar. Por eso, es preciso que en cualquier orden de la vida exista una reflexión ante lo que puede ocurrir con la realización de actos que sean errores, y que suponen actuaciones pasivas ante la necesidad de búsqueda de soluciones y ante hechos que pueden ser constitutivos de delito, pero que el desarrollo de los hechos que se están cometiendo lleva a las personas a no frenarse y a seguir adelante con ellos, pese a que sean conscientes de que lo que hacen está mal. Por ello, es preciso plantearnos antes las consecuencias de los hechos con carácter previo a llegar al momento de la efectividad del mal del punto sin retorno? Cuando ya nada se puede evitar y el daño ya está hecho. ¿Seremos capaces de saber cuándo llegará el punto sin retorno o lo evitaremos antes?