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Arturo Ruiz

Opinión

Arturo Ruiz

Ciudadanía, no vecinos

Mercedes Nuño, concejala de Galapagar por Ciudadanos, tuvo que oír como a su hija, Alexandra García, que estaba arbitrando un partido de fútbol de juveniles, la llamaban desde las gradas «zorra» y la enviaban a «fregar platos». Nadie merece escuchar algo así de su hija. Si se lo dicen a la mía, no sé qué haría. El fútbol es un espejo de lo que somos. Y es un mal espejo. No estamos avanzando en igualdad. No ayuda, como opinaba ayer en este mismo periódico la senadora Josefina Bueno, que el presidente de la Federación de Fútbol, Luis Rubiales, haya decidido, tan campante, organizar la Supercopa en Arabia Saudí, un país que mantiene encarceladas a trece mujeres por su lucha a favor de los derechos de la igualdad. Después, claro, pasa lo que pasa: que cuatro energúmenos mandan a una deportista a lavar cacharros porque ese es su sitio vital. Tampoco ayuda que la RAE haya vuelto a pronunciarse contra el lenguaje inclusivo. Vamos a ver, no se trata de poner en todos los textos «trabajadoras y trabajadores» o «vecinas y vecinos», lo que sería un rollazo; ni ponerse a reescribir obras escritas hace cien años como «La Cenicienta» porque nos parecen machistas, lo que no sólo es censura retroactiva sino una estupidez; pero, ¿por qué en pleno siglo XXI, con lo mayorcitos que ya somos, seguimos diciendo «vecino» y no «vecina» y perpetuando al macho alfa delante de la hembra? Quizás se trataría de reinventar un nuevo lenguaje que, lo siento por la RAE, sí sea inclusivo, además de hermoso y ético: usar «ciudadanía» en vez de «vecino», «población laboral» y no «trabajador». Usar «personas». ¿Tanto cuesta?

No, no avanzamos y encima está Vox, un enjambre de gente que sigue negándose a alzarse de sus poltronas para condenar la violencia machista, como la pasada semana ocurrió en Dénia. Vox, blanqueada por PP y Ciudadanos, que no tienen empacho en pactar con la ultraderecha para compartir esas mismas poltronas. A Mercedes Nuño, que es de Cs, no debe hacerle, supongo, mucho gracia todo esto. Es el saco de contradicciones de la formación que fundó Albert Rivera, que por eso está al borde del pasmo y de la desaparición.

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