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Marc Llorente

Teatro, crítica

Marc Llorente

¡Viva el teatro!

Crimen y telón

Teatro Principal de Alicante

Creación colectiva: Ron Lalá.

Dirección: Yayo Cáceres:

El programa de mano, la portada y la contraportada del diario dependiente y único de un gobierno global, introduce en lo que veremos después. Un conglomerado de imaginativos e ingeniosos pasajes con dinámico ritmo. Todo en función del juego escénico, la esencia del teatro, cuya misión es decir la verdad a través de la mentira. El espectador se sitúa en 2038. Las artes están prohibidas desde hace veinte años. Ya históricamente, por el clero, lo relativo a la escena se consideraba una corrupción de costumbres. Los ordenadores administran el poder. La extrema globalización constituye el pensamiento uniforme y la ciudad Tierra. Las artes están exiliadas en otros planetas. Existen millones de prisioneros en los campos de concentración de Marte, y artistas clandestinos acechan contra el Estado de consumo. La naturaleza es una simulación informática. Se imponen el gasto extremo, el entretenimiento absoluto y un supuesto bienestar obligatorio. Un audiovisual informa de estas sugerentes cuestiones para ubicar al público que acudió al Principal de Alicante, un espacio en la clandestinidad, donde aparece el cadáver del Teatro, que estaba en busca y captura por rebeldía y por pertenecer al mercado negro de sentimientos. Esto es «Crimen y telón», según el texto de Álvaro Tato a partir de la idea original y la creación colectiva de Ron Lalá, compañía de teatro y humor, con música en directo, que dirige el argentino Yayo Cáceres con precisión y armonía. La sátira y el tráfico de emociones campean en la inteligente tarea de los «ronlaleros» Juan Cañas (detective), Íñigo Echevarría (teniente) o Daniel Rovalher, interpretando al teatro vivo con su media máscara y la expresividad del comediante. Miguel Magdalena y Fran García acogen diversos papeles en un espectáculo que evoca, además, superficialmente, la historia del drama y de la comedia. Recuerdan, con burlesca actitud, el mayor auge de la cultura respecto al fútbol, o aquellos tiempos en los que iba más dinero a arte que a armas. El teatro dentro del teatro, la interactuación, la ruptura de las convenciones escénicas, chirigotas y frases oportunistas. Altibajos, fusión y confusión. Si el teatro ha muerto, ¡viva el teatro!

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