El centro histórico de Orihuela ha visto pasar los años sin que las distintas Administraciones hayan sido capaces de ponerse de acuerdo en encontrar una solución acorde con los tiempos que vivimos. Por eso, la visita realizada la pasada semana a Orihuela por el vicepresidente segundo y conseller de Vivienda y Arquitectura Bioclimática, Rubén Martínez Dalmau, no debería calificarse de mero trámite sino de ciertamente esperanzadora. Limitarla a la información facilitada sobre las viviendas puestas a disposición del Ayuntamiento para las familias afectadas por la DANA o la ampliación del plazo para la solicitud de ayudas por quienes sufrieron daños en sus propiedades, sería reducir a la mínima expresión un encuentro de mayor calado entre los representantes municipales, el conseller y la directora general de Vivienda y Regeneración Urbana, Elena Azcárraga. Una visita que -ojalá quede confirmado por los hechos- hay que considerarla en clave de futuro inmediato.

Además de la posibilidad de generar un parque público de vivienda municipal, lo más importante de la visita -en mi opinión- fue la receptividad del vicepresidente para plantear un plan conjunto que contempla crear un área de regeneración y renovación urbana para el casco antiguo de la ciudad, con participación del Gobierno central, Generalitat y Ayuntamiento.

Tras la reunión en la Casa Consistorial, Martínez Dalmau dedicó el tiempo necesario a conocer sobre el terreno la grave situación en que se encuentra el cinturón del Monte de San Miguel y especialmente El Churripel-Barrio Nuevo con sus infraviviendas, así como las calles del Colegio y Arriba. Un estado urbanístico incompatible con el entorno donde se concentra buena parte del patrimonio arquitectónico, artístico y documental de Orihuela, y también toda una serie de problemas diversos asociados a la tipología propia de los centros históricos.

Se interesó el vicepresidente por el proyecto «CulturÓpolis-Distrito Cultural de Orihuela», ganador de la Copa España de Ciudades Creativas 2019, tanto en la filosofía que subyace en esta idea (establecer y desarrollar un ecosistema creativo innovador en el casco histórico) como en su contenido y en el continente (rehabilitación de viviendas, reordenación urbanística y regeneración urbana). En definitiva, una propuesta de transformación urbana y social del casco histórico que, por lo que a las competencias de Martínez Dalmau afecta, consistiría en formular un plan piloto de regeneración urbana integral y sostenible a través de soluciones innovadoras. Este plan tendría una primera fase de actuación urgente en el entorno de Santo Domingo por sus condiciones de máximo deterioro, incompatible con el entorno del monumento y de la Casa Museo Miguel Hernández. Y pensamos, para su ejecución, en la utilización de instrumentos ya aplicados en otras ciudades de la Comunidad Valenciana, mediante los correspondientes acuerdos entre las Administraciones que reconozcan la zona como Área de Regeneración y Renovación Urbana.

Vamos a confiar en que el conseller, como manifestó a los responsables municipales, sea realmente sensible a la endémica situación del casco antiguo -Conjunto Histórico Artístico Nacional desde 1969, aunque parezca un sarcasmo- y disponga lo conveniente para iniciar el camino que resuelva uno de los principales problemas que sufre desde tiempo inmemorial la ciudad de Orihuela.